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Zapatero convoca elecciones: España votará el nueve de marzo

Luna Bolívar Manaut14 de enero de 2008

Para el próximo nueve de marzo han quedado convocados los comicios generales españoles. Oficialmente, la campaña electoral se inicia el 22 de febrero, pero nada impide a los partidos poner en marcha la precampaña.

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Zapatero anuncia que los próximos comicios en España serán el nueve de marzo.Imagen: AP

Hace sólo unas semanas, el director del diario español El Mundo, Pedro J. Ramírez, publicaba un artículo de opinión titulado ¿Puede aún el PP ganar las elecciones? No, se respondía el directivo, a no ser que en un “espectacular sprint final” los conservadores logren alejarse por completo de la línea política sostenida hasta el momento.

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Manifestación contra el Gobierno en Madrid.Imagen: AP

La conclusión no es significativa porque augure lo ya predicho por otros, sino porque quien llega a ella es un conocido entusiasta del proyecto popular. „El PP está dirigido por gente inteligente, atractiva y cargada de ingenio pero vuelve a ser percibido como un partido duro, inflexible, anticuado y antipático que reacciona a golpe de calentón”, escribe el periodista.

Quizás sea esa la principal ventaja con la que parten los socialistas: la habilidad de José Luis Rodríguez Zapatero para no perder los papeles. Y quizás sea el eco de Pedro J. Ramírez lo que lleva a Mariano Rajoy, el candidato de la oposición, a esforzarse por dar una imagen más moderada y tolerante, y por echar la culpa de la crispación política que vive España al PSOE. “Este Gobierno está enfadado con todo el mundo”, es el nuevo lema del popular.

Una legislatura dura, y ruda

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El jucio del 11-M: un terrible espectáculo.Imagen: AP

“No se puede repetir otra legislatura tan dura y tan ruda como la que hemos tenido”, declaró el diciembre pasado Manuel Marín, presidente del Congreso español. “Tenemos que volver a la política con mayúsculas”, añadió, y sus palabras cayeron como un rayo sobre la conciencia democrática del país. El tono político ha perdido el respeto en España. Los insultos, dicen los presentes, se han convertido en algo habitual en la Cámara Baja.

La legislatura que ahora llega a su fin la inició un acontecimiento dramático: el 11-M. La pérdida de aquellas elecciones de 2004, después de tenerlas prácticamente en el bolsillo, fue para el Partido Popular un golpe difícil de aceptar. Los juicios por los atentados se convirtieron en un vergonzoso espectáculo que escenificaba a un juez tratando de esclarecer los hechos, mientras ciertos grupos se esforzaban por demostrar la existencia de oscuras conspiraciones contra el anterior gobierno.

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ETA no ha abandonado la actualidad.Imagen: AP

La discusión sobre la reforma del Estatuto catalán dominó prácticamente la primera mitad del periodo gubernamental. Un debate que se perdió en una guerra a golpe de diccionario y bandera sobre el significado de la palabra nación, dejando escapar la oportunidad de prestar atención a lo realmente importante de las negociaciones entre Gobierno y Comunidad Autónoma. Y dos años más, toda la legislatura, ha aguantado la riña sobre si se debía o no negociar con ETA.

Social o descaradamente laicista

Pese a todo, el todavía presidente del Gobierno se muestra satisfecho. “La legislatura que hoy concluye ha puesto de manifiesto que aquellos propósitos [los puntos de su programa electoral] se han hecho realidad. He sido fiel a mi palabra", declaró Zapatero tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros en la que se decidieron la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales para el próximo nueve de marzo.

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Zapatero dice estar satisfecho por haber cumplido su palabra.Imagen: AP

La aceleración de los trámites de separación o “divorcios exprés”, el matrimonio homosexual, la instauración en las escuelas de la asignatura “Educación para la Ciudadanía”, le han valido al Gobierno el enfrentamiento directo con la Iglesia católica, cuyo último capítulo se escribió el pasado 30 de diciembre en una numerosa manifestación en defensa de la “familia cristiana” en la que participaron tanto populares como el obispado español.

Pero los socialistas saben que sus tendencias modernizadoras les valen muchos apoyos y si ganan las elecciones se atreverán con una reforma más: la de la Ley del Aborto. En temas sociales el PP se mueve en terreno pantanoso: éste no es su fuerte. Como partido cristiano, comparte con la Iglesia la defensa de los valores religiosos tradicionales. Mariano Rajoy asegura no tener nada en contra de las relaciones entre personas del mismo sexo, pero sí de que a esa unión se le llame matrimonio. Y en cuanto al aborto, el líder popular considera suficiente la legislación existente.

Hablemos mejor de economía

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Rajoy tratará de dirigir el debate hacia los temas que más le benefician.Imagen: AP

Mantener el equilibrio entre lo que demanda la sociedad española y lo que espera el ala más conservadora del partido resulta difícil. Por eso los populares intentarán alejarse de los gays y las clases que imparten ética democrática a los niños y centrar la campaña electoral en lo económico.

Los “cheques bebés” de Zapatero (2.500 a todas las familias por cada hijo nacido) y los 210 euros al mes para ayudar a los jóvenes a pagar el alquiler y los 250 para las familias con personas desvalidas a su cargo no serán sostenibles para las arcas estatales cuando estalle la crisis que se avecina, aseguran los conservadores, y con ello abren un frente de combate que les puede traer victorias.

Y con todo, cabe no olvidar que en estos comicios dos partidos compiten por la presidencia, pero también concurren un buen número de agrupaciones nacionalistas con opciones de entrar en gobiernos de coalición, además de una Izquierda Unida que en las pasadas elecciones cedió muchos votantes a los socialistas para evitar que el PP se mantuviera en el poder, y Unión, Progreso y Democracia, los debutantes en la carrera que podrían ser la sorpresa.