30 años de Los Verdes: de la protesta radical al establishment
13 de enero de 2010“No confíes en nadie mayor de 30” rezaba un dicho entre muchos jóvenes alemanes en los años 60 y 70, que expresaban así su desconfianza hacia el mundo de los adultos, de “los establecidos”. Muchos jóvenes estaban entonces desconformes con el sistema social y político de la República Federal de Alemania. Pero no se afiliaban a los partidos políticos tradicionales, sino que optaban por militar en movimientos sociales, por ejemplo por la paz, contra la energía atómica, a favor del medio ambiente o de los derechos de la mujer.
Ésa fue le génesis de lo que más tarde se transformaría en el partido político Los Verdes, que optó por la “marcha a través de las instituciones”: una decisión nada fácil de tomar para quienes vieron en un principio su misión en la oposición extraparlamentaria. Hoy, prácticamente todos los partidos políticos alemanes han escrito postulados ecológicos en sus banderas. No obstante, Los Verdes, que incluso llegaron a formar parte de gobiernos de coalición en Alemania de 1998 a 2005, son ya parte integral del sistema político, con un firme porcentaje de simpatizantes y votantes.
Una de las figuras actuales más emblemáticas de Los Verdes alemanes, que en 1993 se fusionaron con el movimiento cívico Alianza 90, de la ex RDA, es Hans-Christian Ströbele. En 1985 fue elegido por primera vez diputado federal. Ahora tiene 70 años y se halla en su cuarto período legislativo en el Bundestag. En el comienzo fue la protesta radical, recuerda: “Los Verdes surgieron de una posición crítica con respecto a los partidos existentes. No querían ser como los otros y por ello desarrollaron en las estructuras del partido una serie de criterios, a efectos de no transformarse en un partido político en sentido tradicional.”
Posiciones de principios
Entre esos criterios se cuentan una cuota mínima para mujeres en cargos políticos, que los diputados verdes no ejercieran cargo alguno en el partido y que la presidencia del partido fuera bicéfala. A principios de 1980 surge a partir de diversas iniciativas verdes y alternativas el partido político Los Verdes a nivel nacional. Sus temas centrales: el desarme, los derechos de la mujer y la protección ambiental. Son temas nuevos en la sociedad alemana. Ello se refleja en un spot publicitario de Los Verdes de la campaña electoral de 1980, en el que un niño pregunta a su abuelo por qué hay tantos peces muertos en el Rin. “Porque la industria ha contaminado sus aguas”, le responde el abuelo. El niño le pregunta quién se lo ha dicho, a lo que el abuelo responde: “Los Verdes”.
En 1980, Los Verdes logran un 1,54 por ciento de votos en las elecciones federales. Tres años después ya son 5,6 por ciento e ingresan al Bundestag, el Parlamento federal. No obstante, a pesar de pasar a ser parte de las instituciones, no quieren olvidar sus orígenes como movimiento de protesta. Ello lo demuestran de diversas maneras: los diputados verdes se presentan en el Parlamento con ramas en sus manos, vestimenta alternativa y, lo que es esencial, “con otros contenidos a la hora de pronunciar los discursos”, recuerda Ströbele.
Los Verdes todavía no tienen que “ensuciarse las manos” en la toma de decisiones a nivel de gobierno. Proporcionan impulsos a Alemania desde la bancada de la oposición. Pero tanto liberales, como democristianos y socialdemócratas se esfuerzan por recoger en sus programas temas “verdes”. Alemania está cambiando. En 1985, Los Verdes participan por primera vez en un Gobierno. El legendario Joschka Fischer es nombrado ministro de Medio Ambiente en el Estado federado de Hesse. A la toma de juramento se presenta en zapatillas deportivas y saco.
Del fundamentalismo al realismo
A pesar de su imagen alternativa, Fischer es una de las personalidades que a través de los años sabrán adaptar el partido a las necesidades prácticas de la política real. Es un “realista”. Los “fundamentalistas” son poco a poco desplazados de los cargos decisivos. En 1998 sigue el segundo paso: Los Verdes acceden por primera vez al Gobierno federal, conformando una coalición con el Partido Socialdemócrata. Canciller federal, y por lo tanto jefe de Gobierno, es elegido el socialdemócrata Gerhard Schröder. Joschka Fischer asume como ministro de Relaciones Exteriores y aprueba la participación de Alemania en la guerra de Kosovo, con mandato de Naciones Unidas. ¡Una guerra aprobada por un ministro de un partido pacifista! En el congreso de delegados federales de Los Verdes de 1999 se llegan a generar tumultos por ello.
Fischer defiende su posición y se impone. Y eso no es todo. En 2001, el Gobierno socialdemócrata-verde envía tropas alemanas a la guerra de Afganistán. ¿Dónde han quedado nuestras posiciones originales? se preguntan muchos en Los Verdes. Durante el mandato del verde Jürgen Trittin como ministro federal de Medio Ambiente, las centrales atómicas continúan funcionando. Pero el Gobierno roji-verde acuerda con los operadores de centrales atómicas el abandono de la energía nuclear a mediano plazo. Por primera vez son fomentadas también intensamente las energías renovables. Un delicado equilibrio entre idealismo y realismo pauta la política verde en el Gobierno.
Christian Ströbele conoce muy bien los dilemas de conciencia en las filas partidarias y lamenta que muchas posiciones radicales hayan sido abandonadas. El partido forma hoy parte del establishment, sus políticos visten traje. Pero los votantes no lo rechazan. En las elecciones federales 2009, Los Verdes recibieron más de un 10 por ciento de votos. Y ello reconcilia nuevamente a Christian Ströbele con su partido.
Autor: Pablo Kummetz
Editor: Emilia Rojas Sasse