El gran y a menudo turbio comercio de vida silvestre
9 de octubre de 2019Es un negocio multimillonario
El comercio de vida silvestre está en auge por culpa de nuestro apetito por los bolsos de piel de serpiente, las fotos de mascotas exóticas en Instagram, y las partes de animales que se emplean en la medicina tradicional o para elaborar exquisiteces raras para comer.
Muchas de las especies de animales y plantas afectadas están protegidas y se comercializan ilegalmente, incluso en mercados oscuros de la selva tropical.
Los delitos contra la vida silvestre constituyen uno de los mayores mercados ilícitos del mundo, junto con las drogas y el tráfico de personas. No es de extrañar, teniendo en cuenta el precio de las escamas de pangolín. Un kilo de escamas del mamífero, compuestas de queratina, puede alcanzar algo más de 900 euros (unos 1.000 dólares) en el mercado negro.
La naturaleza ilegal del comercio de fauna y flora silvestres dificulta la obtención de cifras exactas, pero algunas estimaciones sitúan al mercado de productos animales en torno a los 18.100 millones de euros (20.000 millones de dólares).
Los animales en peligro de extinción se comercializan en internet
La compraventa de reptiles es de las más populares. Aunque una parte importante del comercio es legal, es difícil regular su dimensión en internet. Los grupos conservacionistas temen que se trafiquen con especies amenazadas a través de grupos cerrados en plataformas como Facebook. También creen que incluso aquellos animales que están siendo comercializados legalmente pueden sufrir problemas de bienestar. Algunos ejemplares, por ejemplo, son enviados por correo y no llegan vivos a su destino.
Europa como centro de comercio y tráfico de reptiles
Miles de animales cambian de manos en las ferias de reptiles, como la Terraristika, en la pequeña ciudad alemana de Hamm. DW fue de encubierto para experimentar el mercado de primera mano. Las leyes europeas son relativamente laxas en cuanto al comercio de animales salvajes. Una vez que los animales llegan a Europa, se pueden vender legalmente, incluso si han sido introducidos por contrabando desde su país de origen.
El comercio legal puede ser beneficioso para las especies
Gran parte del negocio de vida silvestre está cubierto por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (conocido como CITES, por sus siglas en inglés), un acuerdo firmado por 182 países, más la Unión Europea, que restringe y en algunos casos prohíbe la venta transfronteriza de especies silvestres amenazadas. Según varios grupos de conservación, el comercio, siempre y cuando esté bien monitorizado y regulado, puede ayudar a proteger los hábitats y las especies, ya que ofrece a la población local un incentivo económico para proteger a los animales. Por ejemplo, en el caso de las pieles de serpiente exóticas utilizadas por marcas de lujo para elaborar bolsos y zapatos. Si se hace de forma sostenible, las poblaciones de animales se mantendrían en equilibrio, según argumentan. Pero no todos están de acuerdo.
Los cazadores pagan hasta 136.000 euros (150.000 dólares) para matar elefantes y rinocerontes como trofeos
Los cazadores de trofeos también dicen combatir a la conservación pagando por disparar a un número limitado de animales, como elefantes o jirafas, al año. Los países africanos con recursos limitados para proteger su vida silvestre pueden invertir ese dinero en programas de conservación y contra la caza furtiva, según alegan. Es una afirmación controvertida. Más allá de los argumentos morales, algunos conservacionistas aclaran que la caza de trofeos de animales raros hace más daño que bien y puede actuar como una cortina de humo para la caza furtiva y el comercio ilegal.
También hay una mafia para los árboles
Las especies de plantas y árboles también están cubiertas por el acuerdo CITES. Muchas de ellas han sido comercializadas hasta casi su extinción. Las maderas tropicales son particularmente apreciadas y cuanto más raras, mejor. Sindicatos mafiosos manejan el tráfico de madera tropical para llevar productos, como el altamente lucrativo palo de rosa siamés, desde los bosques del sudeste asiático a mercados como China, donde hay una gran demanda. La madera se utiliza para muebles, instrumentos musicales y otros artículos. Un metro cúbico de la madera rojiza puede costar miles de dólares.
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