Afganistán: Elecciones en tela de juicio
9 de octubre de 2004
La buena noticia es que no se han hecho realidad los oscuros temores de que la violencia impidiera a los afganos concurrir a las urnas este sábado. La pésima es que, pese a ello, las primeras elecciones libres celebradas en Afganistán tras una larga sucesión de guerras y dictaduras acabaron en un desastre en términos democráticos. Catorce candidatos que se presentaron para disputar la presidencia a Hamid Karsai, piden la anulación de los comicios.
Tinta lavable
Las protestas apuntan contra serias irregularidades, sobre todo en lo tocante a la tinta indeleble con que se debía marcar a los votantes para impedir que volvieran a sufragar. Dicha tinta resultó en muchos casos fácil de lavar, lo cual posibilitó que muchos burlaran las reglas y votaran varias veces. El corresponsal del semanario alemán Der Spiegel reportó haber visto como la gente se limpiaba los dedos sin ningún disimulo, agregando que “algunas personas tienen diez cédulas electorales no invalidadas, con las que van de un local de votación a otra”.
Las explicaciones dadas por el portavoz de la ONU en Afganistán, Manoel de Almeida, son deplorables. Según el funcionario internacional, todo se debió a una confusión entre dos tipos de rotuladores distribuidos: unos para marcar el candidato elegido en la papeleta y otros para marcar a los votantes e impedir el fraude. Errar es humano, pero en este caso inadmisible, porque esta negligencia pone a tambalear la legitimidad de un proceso de democratización de por sí en extremo frágil.
Karsai en mal pie
La posición del presidente Karsai, considerado el gran favorito de los comicios, ahora queda en entredicho. Desde hace mucho tiempo se dice que su poder no llega mucho más allá de los confines de Kabul, y que en otras regiones son los líderes guerreros de siempre los que tienen la palabra, por no mencionar las zonas donde aún predominan los talibanes. Ésta era la oportunidad de cambiar las cosas y establecer un gobierno con la autoridad que confiere una elección democrática, es decir, limpia.
Ahora, en cambio, los candidatos rivales hacen causa común, denunciando un fraude electoral y acusando a la ONU de ser parte del engaño. Difícil será despejar las dudas, aunque la comisión electoral no haya visto motivos para suspender los comicios y haya declarado que hubo "un par de problemas técnicos", pero que en general la votación se desarrolló "en forma ordenada y segura".