Alcohol: calavera en la botella
7 de septiembre de 2006Para Marcos Kyprianou, comisario de Salud y Protección del Consumidor de la Unión Europea (UE), la cuestión es clara. Si fuera por él, las botellas de bebidas alcohólicas deberían llevar ya una etiqueta como las cajetillas de cigarrillos: el alcohol mata.
Razón no parece faltarle a Kyprianou. Las estadísticas son alarmantes: unas 40.000 personas mueren anualmente por ejemplo en Alemania por enfermedades derivadas del consumo de alcohol y unos 2.200 niños nacen con malformaciones debido a que sus madres consumieron alcohol durante el embarazo.
Consecuencias sociales y económicas
Unos 2 millones de alemanes son alcohólicos. Y médicos estiman que 10 millones de alemanes tienen un consumo de alcohol "riesgoso".
En las empresas se parte de que el 5 % del personal son alcohólicos y las consecuencias económicas, graves: faltas al trabajo, defectos en los productos, accidentes, asesoramiento y tratamientos cuestan en Alemania unos 60.000 millones de euros por año. Para toda la UE, los costos se estiman para el año 2003 en 125.000 millones de euros.
Cerveceros: el grito en el cielo
Por otra parte, los productores de bebidas alcohólicas han puesto el grito en el cielo. La Asociación Alemana de Cerveceros rechaza vehemente colocar etiquetas con avisos al consumidor en las botellas.
"Cada consumidor debe saber lo que hace y cuántas cervezas le hacen bien", dice Peter Hahn, su portavoz. Según los cerveceros, la UE "tiene excesivas simpatías por el modelo escandinavo, con el que se persigue el consumo de alcohol".
Ese modelo se caracteriza por exorbitantes impuestos a las bebidas alcohólicas, restricciones en los horarios y lugares de venta y masivas limitaciones a la publicidad de esas bebidas.
"Pero el modelo ha demostrado ser ineficaz en la práctica", dice Hahn, "y sólo ha llevado a que se multiplique el contrabando y se produzca y consuma alcohol en forma clandestina e incontrolada, con las consecuentes secuelas para la salud".
La calavera en la botella
Más conciliantes es el cervecero belga Jean-Pierre van Roi: "Yo puedo imaginarme colocar en forma bien visible el contenido de alcohol en las botellas. Pero no habría que exagerar. Poner una calavera en una botella de cerveza sería espantoso. También la indicación de que la cerveza causa enfermedades sería una tontería".
Para los bávaros no hay motivo de discusión: en Baviera, le cerveza es un alimento y no una bebida alcohólica y la cerveza bávara es, por supuesto, la mejor del mundo.
Aún no se conocen detalles de la propuesta de la Comisión Europea. El comisario Marcos Kyprianou planea hacerlos públicos a comienzos de octubre. Pero ya hoy está claro que: en la UE deberá reducirse la publicidad de bebidas alcohólicas, en las botellas habrá que colocar avisos informativos y seguramente también se aumentarán los impuestos a las bebidas de alto porcentaje alcohólico.