Alemania entre las tabacaleras y la normativa europea
2 de marzo de 2006En España, Italia e Suecia rige la estricta prohibición de fumar en restaurantes y sitios públicos; también en Irlanda, que fue el primer país europeo en prohibir fumar en el lugar de trabajo. A pesar de estos avances hacia una Europa más sana y sin humo, Alemania sigue prefiriendo normas reguladoras que se acaten voluntariamente. También en cuanto a la prohibición de propaganda de tabaco y derivados se es aquí indulgente con las tabacaleras.
En este sentido se pronunció hace poco la canciller, Angela Merkel: ella está personalmente en contra de prohibir la publicidad y la promoción del tabaco, pues según información publicada por la popular revista Bunte, ella favorece la "responsabilidad individual del ciudadano". El que la ministra alemana de Salud, Ulla Schmidt, iniciara en ese mismo momento su campaña Rauchfrei 2006, un año 2006 sin humo, es simplemente consecuente con la política del Gobierno alemán: en cuanto al tabaco, prohibiciones no, buenos consejos sí.
Prohibición de propaganda
De la declaración de Angela Merkel se desprende que su gobierno no hará demasiados esfuerzos por acatar la directiva europea que prescribe que los países miembros de la Unión Europea deben prohibir a partir de finales de julio de 2005 la propaganda de tabaco y sus derivados en diarios, revistas e internet. Según la normativa europea, también el patrocinio de eventos internacionales les debe estar vedado a las tabacaleras.
Alemania, sin embargo, no la ha puesto en práctica. En octubre de 2005, la Comisión Europea amenazó con llevar el caso ante el Tribunal Europeo de Justicia, y a comienzos de febrero Berlín recibió un último aviso con un plazo de dos meses para poner en vigencia la prohibición de promoción del tabaco. Alemania, que desde desde el principio en contra de esta disposición, ha solicitado ante el Tribunal de Luxemburgo una revisión de esta normativa que considera "una ataque a la libertad de propaganda". Resultados de ello se prevén apenas a mediados de 2006.
A fumar a lugares públicos alemanes
Si tanto el gobierno anterior como el actual rechazan la prohibición de la propagandas tabacaleras, sí favorecen medidas tales como la "protección voluntaria al no fumador". Esta medida, que entra en vigencia a comienzos de marzo, dispone que los dueños de restaurantes y locales de más de cien metros que ofrezcan comida se comprometan voluntariamente a establecer zonas libre de humo. Así, mientras que en Italia, España e Inglaterra existe ya la absoluta prohibición de fumar en restaurantes y bares, en Alemania se puede producir humo azul a mansalva, exceptuando pequeñas zonas para no fumadores, que según la nueva norma debe ser de mínimo un 30% del local. Hasta 2008, siguiendo el esquema de obligatoriedad voluntaria, el 90% de los locales gastronómicos reservarán la mitad de sus asientos para no fumadores.
Motivo del éxito de las tabacaleras
Por su parte, el parlamentario socialdemócrata Karl Lauterbach no augura éxito a esta afable normativa y predice, en entrevistas al diario Berliner Zeitung y a Der Spiegel, que también el país de los germanos acabará por acatar las directivas europeas y por prohibir el fumar en sitios públicos, a pesar de la increíble y exitosa presión del lobby de las tabacaleras. "Es inaceptable que un pequeño ramo industrial, que crea pocos puestos de trabajo, determine nuestra política", declara Lauterbach. Así por ejemplo, a pesar de que la anterior ministra de Agricultura y Protección al Consumidor, la política verde Renate Künast, había logrado que el gabinete de gobierno aprobara la prohibición de propaganda de tabaco, el Bundesrat -dominado por los cristianodemócratas- se opuso a ella.
A pesar de que según encuestas recientes, la mayoría de los alemanes está a favor de medidas restrictivas como las que rigen en el vecindario europeo y que cada vez son más los políticos que se pronuncian a favor de ello, en un futuro próximo no se espera el gobierno alemán dé pasos en ese sentido. Independientemente de la eficacia del lobby tabacalero en los grupos políticos del Parlamento alemán, y de todas las campañas de información y de protección al ciudadano no fumador, para nadie es un secreto que lo que inclina la balanza son los catorce mil millones de euros que ingresan a la caja del ministerio de Finanzas por los impuestos al tabaco.