AI publica informe de penas de muerte y ejecuciones en 2009.
30 de marzo de 2010Más de dos tercios de los países del mundo habían abolido la pena de muerte, legalmente o en la práctica, al concluir el 2009. Sólo 58 mantuvieron el castigo máximo en su legislación, pero apenas 18 lo ejecutaron en la práctica como “forma de disuasión contra el crimen”. Entre ellos, un número menor de Estados lo aplicó como “forma de represión de la oposición política”, considera el informe Condenas a Muerte y Ejecuciones 2009, publicado hoy por Amnistía Internacional (AI).
Importantes medidas han sido adoptadas para aplicar una moratoria mundial sobre las ejecuciones pendientes en todas las regiones del mundo, de acuerdo con resoluciones de la Asamblea General de la ONU. Dos países africanos, Burundi y Togo, abolieron la pena para todos los delitos. Con ellos, 95 de 139 Estados que no aplicaron el castigo en 2009, lo rechazaron totalmente en su legislación.
Europa: ¿libre de pena capital?
Un total de 714 personas fueron ejecutadas el pasado año, pero la cifra no incluye algunos miles de ejecuciones adjudicadas a China, pues el Estado asiático se negó a ofrecer cifras oficiales. Sin embargo el reporte de AI considera que “China ejecutó a más personas que la suma de todos los demás países del mundo”.
Luego de China, las mayores cifras de ejecuciones se concentran en Oriente Medio y Norte de África, donde se ejecutó más de 600 personas, 7 de las cuales habían cometido delitos con menos de 18 años de edad, por lo que se contravino el derecho internacional.
Por primera vez en la historia de los reportes de la organización, el año transcurrió completamente libre de ejecuciones en una región del mundo: Europa. Bielorrusia es el único país de la región que aún aplica la pena de muerte, pero no ejecutó a nadie en 2009. Sin embargo, el Estado bielorruso aplicó la pena máxima a dos personas este mes de marzo de 2010.
EE.UU. encabeza ejecuciones en América
Estados Unidos es el único país del continente americano que lleva a cabo ejecuciones, desde que Cuba abandonara la práctica en 2003, conmutando las penas de la mayoría de los condenados (aunque no la ha eliminado de su legislación). La única excepción en estos siete años fue la ejecución de una persona en la isla caribeña de San Cristóbal y Nieves, en 2008.
El Estado norteamericano ejecutó a 52 personas en 2009, la cifra más alta de los últimos tres años, pero “casi la mitad de las 98 de 1999, diez años antes” – afirma el reporte de AI. La organización identifica “ciertas señales de rechazo hacia la pena capital” en EE.UU., a pesar de que por primera vez no hubo períodos de suspensión de las ejecuciones (lo que si había ocurrido años anteriores) y se condenó a otras 105 personas.
La absolución y liberación de nueve condenados a muerte (que habían pasado ya un total de 121 años encarcelados) sumó evidencias del riesgo de condenas erróneas y alimentó el debate sobre la pena capital en este país durante 2009.
En otros cuatro países de la región - Bahamas, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago - se condenó a otras 18 personas. Muchos países caribeños, donde existe un apoyo generalizado a la reanudación de las ejecuciones por ahorcamiento, continuaron este debate en el 2009.
Contra la pena de muerte, sin excepción
La horca, el disparo con armas de fuego, la decapitación, la lapidación, la electrocución y la inyección letal fueron los métodos de ejecución utilizados en 2009. Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte, sin excepción, independientemente de la naturaleza del delito, las características del delincuente, o el método utilizado por el Estado para llevar a cabo la ejecución.
El derecho a la vida y la prohibición de tratos crueles, inhumanos o degradantes están recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como en las leyes y Constituciones nacionales de los países que garantizan estos derechos.
Autor: Rosa Muñoz Lima
Editor: Enrique López Magallón