Benévola sentencia para el "caníbal"
31 de enero de 2004El crimen literalmente no tenía precedentes en la historia judicial alemana. En consecuencia, los jueces tuvieron que transitar por terreno penal inexplorado para dictar sentencia contra Armin Meiwes, un técnico informático de 42 años que adquirió triste celebridad como el "caníbal de Roteburgo". Ocho años y medio de cárcel es la pena que la Audiencia Provincial de Kassel aplicó a este sujeto que, dando rienda a sus fantasías sexuales, dio muerte y descuartizó a un ingeniero un año mayor que él, tras haberle cercenado el pene, que víctima y victimario intentaron comer juntos.
Fallo polémico
Una condena bastante leve, considerando lo aberrante del crimen y lo espectacular del proceso, en el que salieron a la luz los múltiples pormenores escabrosos del caso. El tribunal no pudo quejarse de falta de información: Meives había filmado todo en un video que quedó a disposición de la Justicia. Gracias a él se pudo constatar que la víctima efectivamente consintió en la mutilación de sus genitales, aunque no pidió expresamente que se le diera muerte. El alegato de la defensa hizo hincapié en que los hechos tuvieron lugar de común acuerdo, lo cual fue considerado finalmente como un atenuante.
En definitiva, el crimen fue catalogado de homicidio y no de asesinato, como pedía la fiscalía alegando motivaciones sexuales. Según la corte, el móvil principal no fue sin embargo de índole sexual, sino la intención del autor de lograr "la unión más estrecha posible" con la víctima. El fallo, en todo caso, levanta polémica por su benevolencia. Máxime considerando que el sentenciado podría salir de la cárcel dentro de cinco o seis años, si observa buena conducta.
Un "submundo" en la red
Indignado se mostró, por ejemplo, el portavoz de una organización dedicada a la protección de las víctimas de actos delictivas que lleva el nombre de Círculo Blanco. Helmut Rüster señaló que la sentencia no está a tono con la gravedad del crimen, en que un hombre fue llevado a la muerte con una increíble brutalidad y falta de escrúpulos. Igualmente mostró preocupación por el gran interés que ha despertado el victimario y manifestó la esperanza de que no encuentre imitadores. "Con semejante historia se puede aparecer en los medios de comunicación, siempre que sea suficientemente depravada", indicó.
Inquietante resulta por cierto el trasfondo de este caso, en que internet sirvió de punto de encuentro para los protagonistas. El juez que presidió el proceso destacó que quedó al descubierto una subcultura en la red, en la que no sólo se ha propagado la pornografía infantil sino también las inclinaciones al canibalismo. De hecho, trascendió que al menos dos centenares de hombres se ofrecieron para saciar los apetitos del "caníbal". Por otra parte, el magistrado alabó expresamente al usuario austríaco que alertó a la policía sobre los textos de Meiwes en internet, lo que permitió el esclarecimiento del crimen perpetrado en marzo del 2001.