Ceniza volcánica: pausa para reflexionar
19 de abril de 2010Liberation, de París: “La ceniza de un volcán islandés se convierte en un símbolo de la fragilidad de la sociedad contemporánea. Como el proverbial aleteo de una mariposa, la nube de cenizas bloquea el tráfico aéreo de Shangai hasta París, de Cracovia hasta Nueva York. (…) Este gigantesco contratiempo se basa en un también proverbial principio sobre la seguridad que en Francia hasta está anclado en la Constitución. Por el momento, son las compañías aéreas las que ponen en duda la peligrosidad de la nube de cenizas islandesa. Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que pierden por día, cabe cuestionar sus motivos.”
La naturaleza, demasiado compleja e impredecible
Der Standard, de Viena: “En general, no se deberían derramar tantas lágrimas por el tráfico aéreo, que siempre se tiende a cuestionar. Antes bien, es otra vez Islandia la que nos obliga, luego de la caída de los bancos, a hacer una pausa y reflexionar, con el siguiente resultado: el ser humano no puede planificar con exactitud ni la economía ni la naturaleza. Como el comportamiento humano, los fenómenos naturales son demasiado complejos como para reducirlos a una fórmula. El equilibrio de ambos sistemas no sólo es mucho más frágil de lo que se supone, sino que también depende el uno del otro. Todo eso deriva en una gran inseguridad para nuestra vida, tan acomodada. Y está bien que sea así.”
Prohibición cuestionable
Westdeutsche Zeitung, de Düsseldorf: “La tranquilidad en los cielos sería, a la larga, una catástrofe que afectaría a más de 30 millones de personas en Europa, cuyos puestos de trabajo dependen del tráfico aéreo. Según expertos, luego de un mes sin vuelos, la mayoría de las líneas aéreas iría a bancarrota. Por lo tanto, es más que comprensible y adecuado que planteen la pregunta crítica acerca de si se justifican las prohibiciones de vuelo en estas proporciones.”
Peligro abstracto ya no impresiona
De Volkskrant, de Amsterdam: “Se comparó a la nube de cenizas volcánicas con un ‘papel de lija que vuela' para graficar que, si un avión se enfrentase a ella, no lo sobreviviría sin daños. En un principio, las estrictas medidas de seguridad podrían justificarse fácilmente. Para las compañías aéreas afectadas, el peligro de accidente pareciera pesar más que los trastornos. Y de los pasajeros varados se tiene la impresión de que les parece incluso un poco emocionante ser víctimas de la erupción de un volcán. Pero, en vista de un cielo azul y despejado, el estado de ánimo parece haber cambiado. A la gente no le impresiona tanto un peligro que aparenta ser sólo abstracto.”
Autora: CP/dpa
Editora: Emilia Rojas-Sasse