Ciudades contra el trabajo infantil
13 de noviembre de 2012“Claro que estamos en contra de todo tipo de trabajo infantil, no importa de qué área se trate”, remarca el marmolista Egon Meffle, de Schutterwald, una ciudad de Baden-Württemberg, en el suroeste de Alemania. Las nuevas normativas de la ciudad de Kehl representan un problema para él, ya que debe probar que sus lápidas fueron producidas sin que hayan intervenido manos infantiles. Los marmolistas compran piedras de unos 80 países. “De todo el mundo”, subraya Egon Meffle, “y obtener un certificado para cada material, para cada piedra, no es nada fácil”. Por eso, en su carácter de maestro mayor de la corporación de marmolistas de Kehl, Meffle presentó un recurso contra el nuevo reglamento de la ciudad.
Aplicación local de la Convención contra el trabajo infantil
La Convención 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contra la explotación infantil entró en vigor en noviembre del año 2000. También Alemania la ratificó, junto con otros países. La convención regula, entre otras cosas, el derecho municipal a aprobar leyes sobre la prohibición de lápidas hechas con piedras provenientes de la labor infantil. Entretanto, varios municipios alemanes establecieron nuevos reglamentos para sus cementerios que incluyen ese criterio, entre ellas, la ciudad de Kehl, a orillas del río Rin. El Tribunal Europeo avaló la iniciativa en 2012, explicitando, sin embargo, que los licitantes del sector público pueden exigir que los productores respeten determinados criterios sociales y ecológicos, pero no así sellos de certificación.
El consejo de la ciudad de Kehl parte de que las piedras producidas en Europa no son producto del trabajo de niños picapedreros, pero para las piedras de otros países sí exige un “certificado confiable e internacionalmente reconocido”. En Septiembre, resolvió reconocer a los sellos “Xertifix”, de India, y “Fair Stone”, de India, China, Vietnam y Turquía, como dignos de confianza
No hay un estándar mundial
Sin embargo, los certificados aún son un problema, ya que no todos los países cuentan con certificaciones válidas. Para países como Sudáfrica o Brasil no existe hasta el momento un sello reconocido a nivel mundial que garantice un trabajo exento de explotación infantil. “Hay ciertos materiales exóticos que se usan una vez en la vida, y hay que ver si cuentan con un certificado de ese tipo”, dice Egon Meffle, que propone la creación de un certificado de validez en toda Alemania que también sea reconocido por las municipalidades alemanas.
El alcalde mayor de Kehl, Günther Petry, cree, empero que "la ley prescribe determinadas certificaciones, y los marmolistas deben utilizar las piedras de empresas que cumplan con esa certificación. Entonces no tendrán problemas".
No es seguro que Egon Meffle tenga éxito en la presentación de su recurso de amparo. El Estado de Baden-Württemberg acaba de cambiar su Ley de Sepulturas y, en lo sucesivo, las municipalidades tienen derecho a prohibir explícitamente el uso de lápidas confeccionadas a partir de piedras que provengan del trabajo infantil. En el Estado del Sarre y en la ciudad de Bremen ya rige esa normativa, y Renania del Norte-Westfalia hará entrar en vigor un cambio de ley a principios de 2013.
Piedras y adoquines hechos por manos infantiles
El mayor problema en lo que respecta al trabajo infantil en las canteras de India, China y otros países no es la elaboración de piedras en bruto para fabricar lápidas, que por su tamaño y su peso son producidas por grandes máquinas. Los niños son explotados para recoger la lechada, o para picar la grava y los adoquines, según informa la organización Terre des Hommes.
En las tiendas, los alemanes pagan entre 20 y 30 euros por metro cuadrado de adoquines de India y China. También varias ciudades y municipios compran ese tipo de piedras, más baratas, contraviniendo la Convención de la OIT. Según Egon Meffle, los adoquines hechos en Alemania cuestan por lo menos el doble.
Autor: Helle Jeppesen/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse