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Copenhague: metas económicas

14 de diciembre de 2009

Lograr un compromiso internacional en Copenhague para reducir las emisiones de CO2 y proteger el clima no es sólo un objetivo político, sino también una meta económica para empresas e inversores públicos y privados.

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Sirena de lodo posando en Copenhague.Imagen: dpa


“Creo que la Cumbre de Copenhague sobre el Clima impulsará cambios, también en la economía. Pero son cambios que también se producirían sin la cumbre de Copenhague”. Estas son palabras de Yvo de Boer, el secretario general de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

Para él, la pregunta clave no es si el mundo reaccionará ante el cambio climático, sino cuán rápida y eficiente será dicha reacción. Como director del secretariado para el clima de la ONU, de Boer ve la necesidad urgente de aprobar regulaciones internacionales vinculantes, pero aún si no se crearan ni aprobaran, el mundo debe concebir una estrategia sin CO2. Tanto el aumento de precios de la energía como el fin de las reservas de los recursos naturales y sus técnicas de explotación obsoletas obligan a la sociedad actual a tomar conciencia del cambio climático.

La economía da ejemplos a seguir

El cambio hacia un mundo libre de CO2 se produce no sólo a través de negociaciones a nivel global. Es lo que también afirma Rainer Wend, director del área Política y Sostenibilidad de DHL, una de las grandes empresas mundiales de logística, que se puso como objetivo reducir el consumo de CO2 en un 30 por ciento hasta 2020. Dicha meta coincide con la oferta de la Unión Europea, que también se propone bajar las emisiones de CO2 en un 30 por ciento hasta 2020 si otros países del mundo también lo hacen. De no contar con el apoyo de otros países, el objetivo de la UE será disminuir las emisiones en un 20 por ciento.

El hecho de que un grupo de logística de nivel mundial como DHL, que da trabajo a 500.000 personas en 220 países, se identifique con ese objetivo no sólo tiene sentido para la empresa desde el punto de vista económico. Tanto los clientes como el mercado de capitales tienen cada vez más en cuenta a las firmas que producen ahorrando CO2, señala Rainer Wend.

Klimawandel Folgen Überflutung Flash-Galerie
Inundaciones como consecuencia del cambio climático.Imagen: epa Nv


Una buena inversión

La eficiencia energética a largo plazo es una muy buena inversión y, con el encarecimiento de la energía, reditúa cada vez más invertir en fuentes alternativas, lo que no significa que la economía no tenga las esperanzas puestas en Copenhague. Peter Thimme, director del departamento de Desarrollo Sostenible y Medioambiente de la Sociedad de Inversiones y Desarrollo de la ciudad de Colonia (DEG), espera que de Copenhague resulte una regulación concreta de precios para las emisiones de CO2, ya que los precios, tanto para las emisiones de CO2 como para su evitación juegan hoy un rol muy importante, también para los inversores privados.

Por eso, los inversores del sector público y privado aguardan ante todo un mecanismo regulatorio vinculante para el comercio global de CO2, que seguramente llegará, subraya Peter Thimme. “Un precio de mercado seguro a largo plazo, o por lo menos un precio predecible, supone seguridad para las inversiones de cada país, y representa asimismo un estímulo para más inversiones privadas en países en desarrollo”, explica el director del DEG.

Sólo faltan los políticos

Si de Copenhague saldrán tales normativas vinculantes está ahora en manos de los políticos. Aparte de esto, todo lo que se necesita para lograr un cambio está al alcance de la mano, dice Achim Steiner, jefe del Programa de Medioambiente de la ONU (PNUMA): “Contamos con la ciencia, contamos con tecnologías y hasta con modelos económicos. Lo que nos falta ahora es el consenso político acerca de cómo lograr los objetivos que nos plantea el Panel Internacional sobre el Cambio Climático”, remarca Steiner.

Bild zur Welt Wasser Woche in Stockholm
Desertificación: lecho de un río en China.Imagen: AP

Lo que no podemos es permitirnos el lujo de que la política fracase, ya que el costo de no hacer nada sería mucho más alto que invertir ahora en la protección del clima.

Autora: Helle Jeppesen/ CP

Editor: Pablo Kummetz