Coronavirus: en Latinoamérica la curva se aplana
5 de noviembre de 2020Estas cifras son un bálsamo para el alma en América Latina: en las regiones más golpeadas del subcontinente los contagios de COVID-19 están disminuyendo. Según informan la plataforma worldometeres y la Universidad Johns-Hopkins, las cifras de nuevas infecciones en la región están bajando, o al menos se ralentizaron.
En Brasil, el aumento máximo de los contagios tuvo lugar hace tres meses. El 29 de julio de 2020 se infectaron allí casi 71.000 personas con COVID-19. El 2 de noviembre, la cifra de contagios er de 8.500. En Perú, uno de los países más afectados por la pandemia en América Latina, la curva se aplanó pasando de más de 10.000 casos, en agosto, a 2.357, el 3 de noviembre.
Siete meses de cuarentena en Argentina
En Argentina, el país sudamericano con la cuarentena más larga, de siete meses, las cifras se mantuvieron marginales durante mucho tiempo, pero en agosto estallaron. El máximo hasta el momento fue el del 21 de octubre, con 18.326 casos. El 2 de noviembre eran y solo cerca de 9.600.
"Debido a la cuarentena aplazamos el pico más alto de la pandemia, evitamos una sobrecarga del sistema público de salud y mantuvimos una tasa de mortalidad reducida”, dijo Luis Cámara, de la Sociedad Argentina de Medicina, en entrevista con DW.
Cámara asesora al presidente argentino, Alberto Fernández, en el manejo de la pandemia, y señaló ante la emisora Radio Perfil que no todo salió "como nos lo imaginamos”. "No pudimos frenar la ola de infecciones, sino solo demorarla”, admitió. El desafío, dice, es seguir viviendo con el coronavirus en el futuro.
¿Y después?
Lo que queda claro es que, a pesar de los diferentes manejos de la pandemia, la propagación del coronavirus en la región aumentó en total en un principio, aunque con un desplazamiento temporal. No fue sino hasta octubre que la curva de infecciones se aplanó claramente.
En el diario español El País, el sociólogo Jorge Galindo trata de dar una explicación: "En América Latina siempre se trató de sobrellevar el pico de la pandemia”. Entretanto, sin embargo, está claro que no existe tal cúspide, sino que la pandemia se desarrolla con un patrón ondulatorio.
Además, una cuarentena de larga duración también es difícil de combinar con las condiciones económicas y sociales características de la región. Entre esas condiciones está el gran número de trabajadores en el sector informal y las condiciones de hacinamiento de vivienda en los barrios más pobres, factores que obligan a gran parte de la población a tener que salir de casa.
Recesión y pobreza
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, la recesión desatada por la pandemia de coronavirus provocó aún más pobreza y desempleo en el subcontinente. En promedio, la economía regional se contraerá en cerca de un 8 por ciento, con más de 45 millones de personas que pasarán a vivir por debajo de la línea de la pobreza.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio solo para Brasil un pronóstico un poco más "optimista”: allí "solo” se cuenta con una retracción del crecimiento económico del 5,8 por ciento. Ese país intenta, con más de cinco millones de enfermos de COVID-19, dar impulso a la economía con un programa de ayudas estatales. También en Argentina se crearon ayudas en la pandemia: el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), bonos para sectores más vulnerables, congelamiento de alquileres y suspensión de desalojos, así como beneficios para empresas, monotributistas y autónomos, entre otras.
Miedo a la segunda ola
El médico y neurólogo brasileño Miguel Nicolelis teme que, luego de un corto aplanamiento de la curva, una segunda ola vuelva a azotar a Brasil. Según informaciones del Instituto brasileño de Salud Pública Fiocruz, en octubre habrían aumentado nuevamente las estadías en hospitales debido a problemas respiratorios agudos en 10 ciudades de Brasil.
Nicolelis, que pertenece al Comité científico para la Lucha Contra el Coronavirus, apeló en un artículo de opinión en El País al gobierno en Brasilia y a los gobernadores de los estados para que reforzaran las medidas restrictivas contra el COVID-19.
"Quien ingrese a Brasil proveniente de Europa o Estados Unidos debe mostrar un test negativo de COVID-19, o hacerse testear en el aeropuerto”, exigió. Y no sin motivo: turistas brasileños habían traído en febrero el coronavirus al regresar de sus vacaciones en Italia.
Los aeropuertos brasileños, sin embargo, permanecieron abiertos hasta finales de marzo. "No debemos volver a cometer ese error”, advirtió Nicolelis. La falta de prevención y la subestimación de la pandemia fueron errores fatales, señaló: "Nos llevaron a la mayor tragedia humana en la historia del país, con 160.000 muertos en ocho meses”.
(cp/ers)