Cumbre contra la desertificación
21 de septiembre de 2009La novena sesión de la Conferencia de las Partes (COP9) de la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), comienza en Buenos Aires y se prolongará durante dos semanas, y contará con la asistencia de altos funcionarios provenientes de 193 países. Además de científicos y parlamentarios, toman parte representantes de organismos intergubernamentales y expertos medioambientales de organizaciones no gubernamentales.
“La conferencia discutirá el proceso de desertificación y los fenómenos que ello conlleva como son el empeoramiento de la situación biológica en regiones secas y semi-áridas, así como en regiones semi-húmedas, que también se encuentran afectadas”, afirma Rudiger Wittig, profesor de geobotánica y ecología de la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Fráncfort del Meno.
Un problema global
El experto, miembro del Centro de Investigación sobre la Biodiversidad y el Clima, con sede en Fráncfort del Meno, advierte que el problema es sumamente grave a nivel global, una cuestión que afecta prácticamente a todos los continentes. Las zonas secas equivalen a un 40% de la superficie terrestre y de ellas un 70% se encuentran afectadas por el proceso de desertificación. Un proceso que se extiende a otras zonas climáticas. “Esto se ha extendido hoy en día prácticamente a todas las regiones que cuentan con clima seco, semiárido, e incluso en zonas en donde alguna vez se pensó que nunca estarían en riesgo de desertificarse, regiones ligeramente húmedas”, subraya Wittig.
“La vegetación natural de estas zonas semi-húmedas son los bosques, las regiones semi-áridas son la sabana, pero incluso en las regiones semi-áridas no tenemos desiertos completos sino una savana de arbustos”, explica.
Mundialmente unos 110 países que se encuentran en zonas secas se encuentran amenazados por el proceso de desertificación, sobre todo países en desarrollo, donde tiene lugar una rápida destrucción de sus recursos naturales, no sólo de la tierra cultivable, sino también de las reservas de agua dulce y de la biodiversidad. Particularmente los países africanos como Sudán o Mali son ejemplares. Pero también hay otros países afectados como China, México, Brasil y Argentina, que cuentan con grandes territorios compuestos por tierras áridas, semiáridas o secas.
Degradación paulatina
“El problema es sumamente grave. Trabajamos desde hace 20 años en regiones de África occidental en zonas semi-secas y semi-húmedas. Cuando llegamos por primera vez hace 20 años a Sudán, donde se encuentra la llamada zona Sáhel, -una región que colinda en el norte con el desierto del Sahara- había entonces grandes árboles, y arbustos, pero hoy en día es una zona semidesértica. La zona Sáhel es ahora como hace 20 años la zona del Sahara. Así que la situación es grave, el proceso es sumamente rápido, en unos cuantos años las tierras se degradan, son infértiles y la biodiversidad se reduce dramáticamente.
El experto explica, que incluso países industrializados como Estados Unidos también se encuentran bajo presión. "Esos países que cultivan grandes extensiones de tierra también están afectados, pues dichas hectáreas quedan como un desierto tras la cosecha y cuando esas grandes extensiones quedan sin protección, abiertas a los estragos del agua y el viento, el proceso de erosión toma su curso lo que conduce a la desertificación", explica.
Centroamérica y la Amazonía
Lo mismo sucede en países de Centroamérica y en la zona de la Amazonía, en donde hay un clima semi-húmedo. “La selva protege la tierra de la erosión, pero desde el punto de vista climático es cada vez más reducida. De pronto ya no tiene la protección de la vegetación y se convierte en un territorio vulnerable”.
El experto advierte que las medidas que debe adoptar cada país varían de caso a caso y señala que en algunos ya no será posible “regresar el reloj”, como en Estados Unidos y China, que utilizan grandes máquinas y no volverán a la agricultura de subsistencia.
“Pero en los países en desarrollo es donde veo grandes posibilidades para detener la desertificación, en primer lugar es necesario elevar el nivel educativo, pues muchas veces la desertificación tiene lugar porque la población no sabe que está destruyendo la naturaleza. En segundo lugar, al mejorar el nivel educativo, entonces cae automáticamente la tasa de natalidad, lo que se traduce en una menor presión sobre la naturaleza. También es importante encontrar formas de energía alternativas, pues en muchas regiones de países en desarrollo la población recurre a la madera como fuente de energía, incluso para cocinar”, concluye.
Autora: Eva Usi
Editor: José Ospina Valencia