Deshielo entre la UE y Cuba
29 de enero de 2005Todo indica que la iniciativa del primer ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha de fructificar. Su intención de reactivar los lazos de la Unión Europea con Cuba ha convencido a buena parte de los socios comunitarios. Así se desprende del borrador de resolución que los ministros de Relaciones Exteriores de la UE habrían de aprobar en un encuentro a comienzos de la semana, en el que se plantea la meta de sostener un “diálogo constructivo” con La Habana.
La “guerra del cóctel”
El borrador prevé restablecer los contactos de alto nivel entre la Unión Europea y la isla caribeña, y poner fin a lo que llegó a denominarse la “guerra del cóctel”: en lo sucesivo sólo se invitará a miembros del cuerpo diplomático a las celebraciones de las embajadas europeas, y no a los disidentes cubanos, como se había hecho en protesta por la ola de detenciones de opositores al gobierno de Fidel Castro que tuvo lugar en marzo del 2003.
Los europeos, ciertamente, no pretenden olvidar a la disidencia cubana. El texto que será sometido a la aprobación del Consejo de Ministros de Exteriores contempla que en las visitas oficiales se aborde el tema de los derechos humanos y la situación de los miembros de la oposición. Igualmente se prevén encuentros con sus representantes. Pero todo eso no resulta suficiente para el sector conservador europeo.
Críticas cristianodemócratas
En Alemania, la opositora Unión Cristianodemócrata (CDU) instó al gobierno de Berlín a votar en Bruselas contra la normalización de las relaciones europeo-cubanas. “La política de derechos humanos del gobierno socialdemócrata-verde se verá puesta a prueba el lunes”, indicó al diario Die Welt el jefe de la Comisión de Cooperación Internacional de la CDU, Armin Laschet. A su juicio, “Alemania no debe sumarse si algunos países apuestan por mejorar las relaciones con regímenes comunistas y resuelven por ello no invitar más disidentes a las celebraciones de fiestas nacionales en sus embajadas en La Habana”.
Laschet instó a no dar un carácter romántico a la dictadura de Castro, puntualizando que Berlín debería ponerse de parte de países como la República Checa o Polonia, que rechazan estrechar los vínculos con Cuba debido a los problemas de derechos humanos allí existentes. Pese a críticas como ésta, lo más probable es que la iniciativa de la UE prospere y se haga efectivo el deshielo en las relaciones con La Habana, lo cual no tiene por qué perjudicar los esfuerzos en pro de la democracia en la isla sino, por el contrario, podría estimularlos en el marco del “diálogo constructivo” que se busca.