El azúcar puede crear adicción, concluye estudio
29 de agosto de 2011La gran mayoría de las personas no puede resistirse al chocolate, aún cuando saben que deberían decir que “no”. Del mismo modo que el alcohol, el tabaco y otras drogas, el azúcar causa dependencia, y la causa de esta adicción está siendo investigada ahora por un grupo de expertos del Instituto Central de Salud Psicológica de Mannheim.
El azúcar activa el sistema de recompensa
El consumo de glucosa influye en la actividad cerebral aumentando la atención, por ejemplo, un fenómeno natural y de corta duración. Pero lo que no estaba claro es por qué, en determinados individuos, el consumo de azúcar provoca adicción.
Para develar este interrogante, el investigador Falk Kiefer somete a los pacientes con sobrepeso a una sesión de resonancia magnética y observa sus reacciones al exhibírsele imágenes de dulces, pasteles y helados.
A través de este experimento, Kiefer descubrió que las imágenes activan el llamado mecanismo de compensación del cerebro en aquellos sujetos que presentan problemas relacionados con la alimentación. Y lo hacen de modo distinto a las imágenes de verduras o carne. En ciertas regiones cerebrales implicadas en el mecanismo de compensación se produce una actividad mucho mayor cuando se contemplan alimentos dulces.
El mecanismo de compensación es un conjunto de áreas cerebrales en donde se libera la hormona dopamina cuando la persona lleva a cabo actividades agradables o que prometen un resultado exitoso. Esta lluvia de dopamina puede ser provocada por diversas sustancias, y también por imágenes de objetos o personas queridos. También por experiencias positivas, como tener éxito en un aprendizaje. O, en personas adictas, por la contemplación de la droga. Y ese es también el caso de quienes presentan problemas de alimentación por un alto consumo de azúcar.
En todos los casos estudiados por los investigadores se observó una liberación de dopamina, un neurotransmisor que estimula el sistema nervioso central, también llamada “hormona de la felicidad”, junto con la endorfina, y que estimula el sistema nervioso central produciendo una sensación de bienestar. Una reacción comparable a los efectos que producen el alcohol y otras drogas.
Cuando el azúcar se sube a la cabeza
En otro estudio, realizado con ratas de laboratorio, se descubrió que si a estos animalitos se les administran dosis de alcohol cada vez más altas por un período determinado, eso provoca que sus cerebros liberen dopamina. Cuando el animal deja de recibir esa sustancia, experimenta los típicos síntomas de abstinencia que se dan también en los seres humanos, como temblores, inquietud, ansiedad y falta de iniciativa.
Pero eso no es todo. Los mismos síntomas se observan al darles a las ratas de laboratorio una dosis de agua con azúcar: los investigadores encontraron en el cerebro de animalitos “adictos al azúcar” las mismas alteraciones observadas en personas adictas a las drogas.
“Los procesos que se ponen en marcha durante el mecanismo de compensación, cuyo detonante, en este caso, es el azúcar, son comparables con los que provocan el alcohol o la nicotina”, señala Rainer Spanagel, investigador del Instituto Central de Salud Psicológica de Mannheim. Las señales características del cerebro de individuos adictos es una constante sobreproducción de dopamina.
El cerebro y las adicciones
Además del mecanismo de compensación, el consumo de drogas también afecta al circuito cerebral relacionado con el estrés, haciendo que se liberen neurotransmisores producidos por el mismo organismo, como la endorfina y los opiáceos, que son calmantes y los responsables de la sensación de felicidad.
Si un ratón de laboratorio consume grandes cantidades de azúcar, los mecanismos cerebrales se modifican, explica Spanagel, y asegura que estas conclusiones también pueden ser válidas para los seres humanos, ya que las pruebas hechas con animales en el área de dependencia química son, por lo general, aplicables también a las personas.
Autor: Johanna Bayer, Andreas Neuhaus /Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse