El mp3 ha muerto, ¡que vivan los sucesores!
17 de mayo de 2017Un comunicado anunció lacónicamente: "El 23 de abril de 2017, al expirar algunas patentes de mp3, se puso fin al programa de entrega de licencias del Instituto Fraunhofer para Circuitos Integrados (IIS) y Technicolor. Agradecemos a los licenciatarios la buena colaboración de las pasadas dos décadas. Ustedes contribuyeron a convertir el mp3, de facto, en el formato estándar para la codificación de audios a nivel mundial”. Lo que el Instituto Fraunhofer quiso decir es que llega a su fin una exitosa historia "made in Germany”.
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El desarrollo del mp3 comenzó a fines de la década del 80 en el Instituto Fraunhofer (IIS), sobre la base de resultados de investigación de la Universidad de Erlangen-Núremberg. Si bien hoy en día existen procedimientos más eficientes para comprimir audio, este formato sigue siendo muy popular entre los usuarios.
Fenómeno cultural
"El mp3 es más que una tecnología. Es un fenómeno cultural. Y es un ejemplo de investigación, desarrollo, y comercialización en Alemania”, afirma el ingeniero electrónico Heinz Gerhäuser, considerado el inventor del formato. En este sentido, hace notar que "el mp3 cambió el modo en que compramos y escuchamos música. Hoy en día llevamos con nosotros toda nuestra colección de música en aparatos del tamaño de una cajita de fósforos… Compramos música por Internet y no en las tiendas”. Muy a pesar de la industria discográfica tradicional, habría que agregar.
El mp3 comprime y almacena música. Un archivo de este formato requiere solo cerca de un 10 por ciento del espacio de almacenamiento que ocupaba la pieza original. Según el tamaño de su memoria, un reproductor de mp3 moderno puede almacenar entre 2.000 y 200.000 minutos de música. Esto equivale a 130 días. Es decir, uno podría viajar en auto unos cuatro meses, digamos de Alaska a Tierra del Fuego, escuchando música sin repetir ninguna pieza.
El trino de los pájaros
A mediados de los 90, en una entrevista con DW, Gerhäuser explicó así el modo en que funciona el proceso de compresión: "Imagine que está en una reposera en el jardín escuchando trinar a los pajaritos. De pronto, su vecino pone a funcionar una cortadora de césped. Los pajaritos siguen trinando, pero usted ya no los escucha. Y lo que el oído humano no registra, se puede eliminar sin más del archivo de sonido”.
Alemania está a la vanguardia mundial en el desarrollo de tecnologías de sonido, también gracias al mp3. La concesión de patentes ha generado ganancias millonarias, que se han reinvertido en proyectos de investigación. Y también las arcas fiscales se han beneficiado por la vía de la recaudación de impuestos y la creación de empleos. En Alemania, por lo menos 9.000 puestos de trabajo está relacionados con el mp3, por ejemplo en el área comercial o en la producción de reproductores.
Márketing viral
En un comienzo, las grandes empresas electrónicas no mostraron interés en el mp3. No creían en el éxito de esa tecnología y, además, muchas habían desarrollado formatos propios. Los mismos investigadores comenzaron entonces a introducir el producto al mercado y se concentraron principalmente en los usuarios finales. Utilizaron internet como plataforma de marketing y ofrecieron software de pago para descargar. Eso condujo a una rápida propagación masiva del mp3, en momentos en que el márketing viral no era en absoluto algo cotidiano.
Los problemas, sin embargo, eran en esa época los mismos de hoy. Se esperaba que la venta del software de compresión de audios arrojara ganancias. Pero un estudiante australiano lo puso a disposición general en internet. Allí se propagó como reguero de pólvora. Simultáneamente se multiplicó a toda velocidad la oferta de música en mp3, a menudo pasando por alto los derechos de autor.
¿Qué significa ahora el fin del mp3? Por el momento, los usuarios podrán seguir escuchando o editando música en ese formato. Pero los expertos del Instituto Fraunhofer aconsejan utilizar en el futuro códigos más modernos, como el ACC (Advanced Audio Coding). Conservando la misma calidad, estos archivos son cerca de un 25 por ciento más pequeños que los de mp3.
Autor: Ralf Wenkel (ERS/DZC)