Francia dice "Non!"
28 de marzo de 2006
Un millón de manifestantes ha contado la policía en toda Francia, 878.000 fuera de la capital. Pero los sindicatos dicen que sólo en París fueron 700.000 los que se unieron a la huelga general convocada para hoy, y que en el conjunto del país por lo menos tres millones de personas secundaron la protesta contra las modificaciones en la ley laboral que pretende imponer el primer ministros de Villepin, y que permitirían a los empresarios despedir a todo joven menor de 26 años sin tener que alegar motivo alguno durante los dos primeros años de contratación.
Manifestaciones como las de hoy no las vivía Francia desde hacía años. Y es que el tema es sensible. Las dificultades para encontrar empleo estable entre los jóvenes franceses son grandes. Ni ellos, ni sus padres, quieren una ley que aporte más precariedad laboral y facilite el que les pongan en la calle.
Por los jóvenes franceses
La ley debería entrar en funcionamiento el próximo mes abril. Si hasta entonces el primer ministro y su gabinete lograrán mantenerse firmes ante una protesta que no da síntomas de amainar, es lo que aún se desconoce. De momento, de Villepin parece no estar dispuesto a perder los papeles por un millón o tres de manifestantes.
De Villepin se aferra a su ley y ha llamado a los sindicatos a sentarse a negociar sobre "posibles mejoras" en el documento. Estudiantes y sindicatos dicen que no hay nada susceptible de ser mejorado y que no están dispuestos al diálogo hasta que de Villepin no retire por completo su proyecto de implantar el llamado CPE- Contrato de Primer Empleo. "Para nosotros sólo existe una salida posible: la retirada de la ley", dijo Bernard Thibault, presidente del sindicato CGT.
Mientras tanto, la cuestión se resuelve en la calle. "Estamos aquí por nuestros hijos. Nos preocupa su futuro", decía una manifestante hoy en París. "Mi hijo tiene 23 años y no tiene trabajo. Eso es normal en Francia ", explicaba otra mujer a pie de protesta. "Queremos luchar por los derechos por los que pelearon nuestros antepasados y que ahora el gobierno quiere arrebatarnos", declaraba una joven estudiante.
Disturbios y detenciones
En las entradas a París y otras grandes ciudades francesas los atascos se alargaban hasta más de 100 kilómetros. Muchos trenes y autobuses funcionaban hoy sólo bajo mínimos, puesto que miles de funcionarios se han declarado en huelga. Un tercio de los vuelos tuvieron que ser cancelados. Jacques Chirac no acudirá mañana a la inauguración del nuevo puerto de Le Havre, en la costa atlántica de Francia. No en señal de protesta, sino como precaución.
Las manifestaciones, calificadas de "históricas" por los organizadores, han trascurrido en la mayor parte de los casos pacíficamente. Sin embargo, al margen de las protestas grupos radicales preparaban el enfrentamiento con la policía. Las fuerzas de seguridad, por su parte, había recibido del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, la orden de detener al mayor número posible de agitadores.
"La labor de la policía será valorada en función del número de detenciones", dijo Sarkozy, y sólo en París fueron arrestadas más de más de cien personas. En la mayoría de las grandes ciudades francesas, la policía y los grupos de jóvenes radicales se embarcaron en una auténtica batalla campal.
En Rennes, al oeste de Francia, una estación de tren tuvo que ser evacuada. En Grenoble, los agentes se aplicaron a fondo con pelotas de goma y gases lacrimógenos. En Caen, un grupo de jóvenes bloquearon durante horas el acceso al edificio del gobierno regional, hasta que la policía logró dispersarlos haciendo uso de gases.