Francia en pie de guerra
18 de marzo de 2006
Las protestas se suceden desde el pasado jueves, cuando en toda Francia fueron detenidas 300 personas por enfrentamientos con la policía, 180 de ellas sólo en la capital. La cifra de participantes aumenta en cada jornada de manifestaciones. El 70% de las Escuelas Superiores se declaran contrarias a la reforma del mercado laboral propuesta por el primer ministro, Dominique de Villepin, y en 21 universidades reina el paro absoluto de las actividades académicas.
Ahora los sindicatos han decidido unirse a las demandas estudiantiles, colocando el país al borde de la huelga general. Al fin y al cabo, el 68% de los franceses se opone a la reforma, un 81% entre los menores de 25 años, y sólo el 27% se distancia de las críticas. Hoy sábado se esperan en toda Francia manifestaciones masivas que reunirán, según las organizaciones sindicales, a más de un millón y medio de personas.
Contrato de Primer Empleo
La causa de tanto enfado tiene un nombre: Contrato de Primer Empleo. La medida supone para los jóvenes de menos de 26 años poder ser contratados en calidad de "prueba" durante 24 meses. En ese periodo, la empresa no tiene que alegar ningún motivo para despedir al joven, que de la noche a la mañana puede encontrarse, dicho en cristiano, de patitas en la calle.
Francia es uno de los países europeos en los que los jóvenes se encuentran con más dificultades para acceder al mercado laboral. Algunos han de esperar hasta ocho años antes de conseguir un trabajo estable. El desempleo se ensaña además con los de menor edad, de manera que muchos jóvenes altamente cualificados desperdician sus años de formación en trabajos temporales, mal pagados y muy por debajo de sus capacidades.
La situación no es nueva ni única en Europa, donde el empleo "seguro" escasea. Pero, en opinión de los franceses, la solución de su primer ministro no es la más adecuada para mejorar las condiciones laborales de la juventud francesa.
De Villepin, el criticado
"Si el gobierno no nos oye, tendremos que pensar en proclamar una huelga general a nivel nacional", amenazó Bernard Thibault, líder del sindicato francés CGT. Y en opinión de la jefa de la oposición socialista, François Hollande, "cuando no se escucha, no se ve y no se dice nada, todo puede suceder", declaraba en clara advertencia al gobierno.
Incluso la Iglesia se coloca del lado de los manifestantes. El Contrato de Primer Empleo, o CPE, como se conoce en Francia, es un "ataque a los derechos individuales", puesto que el despido sin justificación atenta contra la dignidad del trabajador y la ley discrimina a los empleados más jóvenes, en palabras del arzobispo de Dijón.
En algunas zonas gobernadas por la oposición, los gobiernos regiones han anunciado que retirarán las subvenciones públicas a las empresas que contraten a jóvenes de acuerdo a las reglas fijadas en París.
Mientras tanto, el presidente francés, Jacques Chirac, hace un llamamiento a la calma y a la mesura. El gobierno está abierto al diálogo, y los sindicatos deberían, según Chirac, sentarse a negociar con el Ejecutivo.
¿Llegará la protesta a Alemania?
Alemania también se ve estos días afectada por huelgas en el servicio público y sanitario, pero las manifestaciones no alcanzan la contundencia francesa. Sobre todo porque en el caso de los funcionarios públicos, que se niegan a trabajar más horas de las pactadas, son pocos los ciudadanos que muestran compresión con los huelguistas.
El tema que se discute estos días en Francia es también candente en Alemania, donde desde hace años los políticos democristianos claman por más facilidades a la hora de proceder a despidos. Al mismo tiempo, los jóvenes han visto en los últimos meses cómo subían las tasas universitarias y cómo el estudiar en Alemania se ha convertido en un derecho que se paga.
"Creo que en los próximos días y meses viviremos en Alemania protestas semejantes a las francesas contra el desmantelamiento del sistema social al que se está procediendo", dijo el líder de los jóvenes socialistas, Björn Böhning, que opina que la actitud del gobierno francés plasma la "arrogancia de algunos políticos que piensan que la gente joven puede vivir con un nivel salarial y social más bajo".
Por el contrario, el político democristiano Laurenz Meyer descarta que en Alemania se pueda llegar a vivir una situación similar a la del país vecino. "No veo el peligro. Nosotros no planeamos grandes cambios, sino pasos graduales", dijo Meyer.