Gaddafi, ¿mon amie?
25 de julio de 2007Tras la liberación de las enfermeras búlgaras, se abre una vía para el acercamiento de Libia a la Unión Europea. Y, a todas luces, Nicolas Sarkozy desea que Gaddafi transite ese camino de la mano de Francia. Así lo indica la premura con que el presidente francés acudió a su encuentro en Trípoli, acompañado de su ministro de Relaciones Exteriores. Según las declaraciones oficiales, se trata de estrechar vínculos en el área económica, en la cual queda mucho por avanzar tras los largos años de aislamiento a que se vio sometido el régimen libio.
Intereses estratégicos
Ciertamente, el episodio de las enfermeras no ha sido un capítulo con el que Trípoli pueda cubrirse de gloria, visto desde la perspectiva occidental. Sin embargo, el positivo desenlace le permite ahora cosechar los frutos políticos del caso. Y Europa, comenzando por Francia, está gustosa de que así sea, en vista del interés estratégico que se asigna a un acercamiento con Libia. Por una parte, la riqueza petrolera del país le confiere indiscutible atractivo y los europeos no quieren quedarse atrás, viendo como Estados Unidos les sigue ganando terreno en cuanto a concesiones, desde que Washingto levantara ampliamente las sanciones comerciales en el año 2004. Por otra, su situación geográfica convierte a Libia en un lugar de tránsito clave para los flujos migratorios ilegales de África hacia el Viejo Continente.
No obstante, el hecho de que sea ahora Sarkozy el primero en dar puntada con hilo no deja de provocar irritación en algunas capitales europeas. De partida hubo cierta molestia, por cierto sotto voce, por el hecho de que la primera dama francesa se pusiera en primer plano con su visita a Libia en vísperas de la salida de las enfermeras búlgaras del país. Por lo menos eso es lo que afirma el periódico Berliner Zeitung. Al fin y al cabo, las negociaciones se habían extendido durante mucho tiempo y el acuerdo no fue cosa de estos últimos días.
Especulaciones y críticas
Como quiera que haya sido, los mayores aplausos se los llevó el presidente Sarkozy. Claro que en este caso los laureles van acompañados de una serie de especulaciones, con las consiguientes críticas, acerca de qué fue lo que Francia ofreció realmente a Gaddafi. La revista Le Point, por ejemplo, informa en su página de Internet que París prometió a Trípoli una “asociación estratégica”, que incluiría protección militar en caso de que sufriera un ataque.
También ha causado polémica la intención francesa de cooperar con Libia en el sector de la energía nuclear civil, para una planta de desalinización de agua. Aunque dista de ser un hecho, el propósito ya es suficiente para que el movimiento anti-atómico “Sortir du nucleaire” lanzara duros reproches: “Sarkozy parece haber olvidado que Gaddafi es un dictador”. Suministrar tecnología nuclear civil a Libia implica ayudar a ese país a construir bombas atómicas”, afirmó dicha organización.