Genéticamente identificados
18 de abril de 2004Los supermercados alemanes y en general, los de toda Europa, experimentarán un pequeño cambio en los próximos meses. A partir de ahora, los fabricantes tienen la obligación de implantar un nuevo sistema de etiquetado y seguimiento de alimentos con Organismos Genéticamente Modificados (OGM). Esta nueva medida proporciona más seguridad al consumidor y, sobre todo, garantiza la libertad de elección del comprador.
Matrícula genética
El nuevo reglamento obliga a las empresas de alimentos y piensos a etiquetar todos los productos que contengan más de un 0,9% de organismos con modificación genética e incluye un seguimiento de los OGM durante todas las fases de la cadena alimentaria. Además, los productos podrán contener hasta un 0,5% de organismos transgénicos no autorizados aún, pero sobre los que existen informes científicos favorables, durante un período transitorio de tres años.
Respecto al seguimiento o rastreo, la normativa establece que en toda la cadena alimentaria -como producción, venta mayorista y al consumidor- las empresas deberán transmitir datos sobre los OGM al eslabón siguiente, con el fin de controlar su historial.
Los productos cárnicos y lácteos son la excepción que confirma la regla. Dichos productos no están sujetos a la obligación de la etiqueta aunque en su cadena de producción se incluyan animales alimentados con piensos transgénicos.
Por el consumo seguro
La ministra de Agricultura, Alimentación y Protección al Consumidor de Alemania, Renate Künast, apela al consumidor para que éste controle lo que entra en la cesta de la compra. "El consumidor debe leer la letra pequeña", dijo la ministra. Künast espera que la comisión europea amplíe esta obligación también a los productos procedentes de animales alimentados con piensos transgénicos.
Por su parte, la organización ecologista Greenpeace también inició acciones para protestar contra la exclusión de huevos, leche y productos cárnicos de la identificación genética. Según la organización, la mitad de la soja del mundo se utiliza en la elaboración de piensos, lo que demuestra la gravedad del problema. Greenpeace informó de nuevas acciones en China, Brasil y Europa para protestar contra la deficiente legislación y concienciar al consumidor.
El 70% de los consumidores de toda Europa se declaró en contra del consumo de alimentos transgénicos. "Esto llevará a los propios fabricantes a tomar precauciones", opina Burkhard Roloff experto en agricultura del BUND ( Asociación para el Medio Ambiente y Protección a la Naturaleza), que se mostró partidario de optar por cultivos biológicos o ecológicos.
Primeros menús OGM
Roloff prevé que los primeros productos transgénicos que entren en el mercado alemán sean los Corn Flakes y las palomitas de maíz procedentes de cultivos manipulados. Los aceites extraídos de semillas transgénicas como la soja, y otros productos como el Ketchup producido con tomates manipulados también serán pioneros en los supermercados.
Las consecuencias de esta medida europea proporcionaran al consumidor información sobre la procedencia del producto hasta el momento último antes del consumo. La medida se aplicara también en la gastronomía. Bares y restaurantes se verán obligados a informar en la carta sobre la procedencia de los productos y sus antecedentes genéticos.
Con la entrada en vigor de este sistema culminan años de debate y de tramitación de una normativa polémica, que despertó las discrepancias entre ecologistas, industrias y consumidores.