Golpe electoral para la alianza política de Merkel
9 de mayo de 2010"Cristianodemócratas y liberales han perdido el Gobierno en Renania del Norte Westfalia", declaró triunfal, entre los vítores de sus seguidores, Hannelore Kraft, candidata socialdemócrata al cargo de primera ministra en este Estado, el más poblado de Alemania.
Pasaban pocos minutos de las seis de la tarde y los locales electorales acababan de cerrar sus puertas. Poco antes que Kraft había compadecido ante las cámaras el vicecanciller y ministro de Exteriores alemán, el liberal Guido Westerwelle, para reconocer que el resultado de sus compañeros renanos no era el deseado. "Ha sido una señal de advertencia, y quiero asegurarle a los ciudadanos que la hemos escuchado", dijo Westerwelle, y acto seguido pasó a agradecer a quienes "en estos difíciles momentos" decidieron apoyar "a su Partido Liberal".
De Jürgen Rüttgers, el actual primer ministro de Renania del Norte Westfalia, candidato cristianodemócrata a renovar el cargo y máximo perdedor de la jornada, seguía sin oírse palabra. Primero apareció el secretario general de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Hermann Gröhe, para hablar de una "dolorosa pérdida de votos", la mayor jamás sufrida por el partido en este Estado, y sólo luego pudo verse a un claramente afectado Rüttgers, que calificó la situación de "amarga".
Y amarga no es sólo para conservadores y liberales a nivel regional. En Berlín, el recuento de papeletas en el oeste del país se seguía con expectación: estos comicios deciden la composición de la segunda Cámara alemana, el Bundesrat, de cuyo voto dependen muchas leyes. En ella, los dos partidos ahora derrotados- que son los que a su vez forman el Gobierno central- podrían, si finalmente se confirman los porcentajes, quedarse sin mayoría y, de este modo, sin la posibilidad de realizar varios de sus proyectos y algunas de sus promesas electorales.
Hace cinco años, el fracaso del Partido Socialdemócrata (SPD) en esta región llevó al entonces canciller, Gerhard Schröder, a anticipar las elecciones generales. Hoy, "Renania del Norte Westfalia le manda un mensaje a todo el país: ¡el SPD ha vuelto!", continuaba diciendo Kraft en su primera aparición.
Frenar rebajas fiscales y energía nuclear
"¡El Partido Socialdemócrata ha vuelto!", coreaban en la capital alemana sus seguidores. Sin embargo, los verdaderos ganadores de los comicios renanos no son "los rojos", sino "los verdes": éstos duplicarían los votos obtenidos en 2005 y obtendrían el mejor resultado de su historia en este Estado.
Ya que ninguna formación, como suele suceder, podrá gobernar en solitario, son Los Verdes quienes deciden qué coalición dirigirá Renania del Norte Westfalia, y ya le han ofrecido su apoyo al SPD. "Porque queremos llevar a cabo una política diferente: una política solidaria, ecologista, que privilegie la igualdad en el acceso a la educación, que elimine las tasas en las universidades, que ponga fin al uso de la energía nuclear", declaraba, con amplia sonrisa, Claudia Roh, presidenta federal del partido, a la cadena de televisión pública alemana ARD.
Precisamente, el alargue de la utilización de la energía atómica que pretenden conservadores y liberales- en teoría, las centrales nucleares deberían ir apagándose paulatinamente hasta 2020 en Alemania- es una de las cuestiones que verdes y socialdemócratas podrían frenar formando Gobierno en Renania del Norte Westfalia y sirviéndose de la nueva mayoría que ello les otorgaría en el Bundesrat. El Gobierno central tendría entonces que recurrir a complicados trucos legales para sacar adelante sus planes de mantener estas plantas conectadas a la red eléctrica, pero eso provocaría un duro debate de impredecibles consecuencias políticas.
Otras dos medidas gubernamentales, previstas para ser implantadas en un futuro próximo, que podrían quedar paralizadas son el establecimiento de una cuota fija, independiente de los ingresos, a pagar por el seguro sanitario público- un proyecto del actual ministro de Sanidad, el liberal Philipp Rösler- y las bajadas de impuestos que con tanta vehemencia aseguró a sus votantes el Partido Liberal durante la pasada campaña electoral nacional: por ninguna de éstas dos, pero sobre todo no por la última, derramaría una sola lágrima Angela Merkel.
La política nacional fue decisiva
No sólo los analistas, sino también los mismos políticos han reconocido que en la decisión final del voto los renanos se han dejado influir por la política nacional, y eso a pesar de que la campaña estuvo dominada por uno de los pocos temas que sigue siendo al cien por cien competencia de los Estados: la educación.
Sin decir ni una sola palabra sobre la poco favorable imagen que ha dado su jefe, Guido Westerwelle, en los meses que lleva ejerciendo de ministro de Exteriores, los liberales reconocieron que los primeros pasos de la coalición en Berlín fueron difíciles, y que estos han dejado mal sabor de boca entre los votantes. No obstante, cabría ir más allá en la autoculpa: la mayoría de los ciudadanos, al menos así lo reflejan las encuestas en Renania del Norte Westfalia, parece mantener la cordura ante las promesas populistas, y considera que un momento como el actual no es el más apropiado para llevar a cabo las rebajas de impuestos por las que tanto lucha el Partido Liberal.
Jürgen Rüttgers se refirió a la crisis griega para explicar la sangría de votos cristianodemócrata. Durante los últimos días, los críticos habían acusado a Angela Merkel de retrasar innecesaria, y contraproductivamente, la decisión de ayudar a Atenas para no informar de los gastos extraordinarios antes de los comicios renanos. Sin embargo, el sí a Grecia llegó previo a las elecciones y en la votación parlamentaria al respecto se abstuvo el SPD: una maniobra táctica, opinaron muchos.
Así, parece ser que las urnas han querido no sólo destituir al muy controvertido Rüttgers, sino hablarle a Westerwelle, Merkel y los demás altos cargos capitalinos.
Autora: Luna Bolívar Manaut
Editora: Emilia Rojas Sasse