Henry Kissinger: ¿visionario político o belicista?
25 de mayo de 2023A sus 100 años, Henry Kissinger acaba de firmar una carta en la que advierte de los peligros que la inteligencia artificial representa para el mundo. Equiparando la IA al peligro de las armas nucleares, advierte a sus coetáneos más jóvenes que se trata de un "problema totalmente nuevo". Una seria advertencia de un hombre que lo ha visto todo.
Durante su desempeño, Kissinger, primero como asesor de política exterior y luego como secretario de Estado de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, contribuyó a poner fin a la guerra de Vietnam, a entrar en una distensión con la Unión Soviética, abrir las relaciones de EE. UU. con China, a derrocar a los líderes elegidos democráticamente y a redibujar las fronteras de varios países. Después de dejar el cargo, pasó a ofrecer "consultoría geopolítica" a decenas de líderes internacionales no revelados con su firma de consultoría Kissinger Associates.
Sobre Ucrania, Kissinger -el arquitecto clave de la política de distensión de la Guerra Fría de Estados Unidos hacia Rusia- creó recientemente un candente debate al hacer un llamamiento a una paz negociada. Su llamamiento se produjo en un momento en el que los aliados occidentales de Ucrania empezaban a aumentar sustancialmente su ayuda militar a Kiev.
Mientras Kissinger argumentaba que una negociación era necesaria para evitar otra guerra mundial, Kiev lo acusó de "apaciguar al agresor". Tiene "una visión clara de lo que hay que hacer": así es como Ken Lieberthal, analista estadounidense experto en relaciones exteriores que trabajó con él en varias ocasiones, describe el pensamiento de Kissinger. El propio Kissinger ha acuñado su pensamiento sobre el conflicto en una cruda fórmula: "El fin justifica los medios".
Visión política vs. derechos humanos
Las críticas de Ucrania dejan a Kissinger descolocado. Cuando se trata de Rusia, Kissinger, que fue el cerebro de la política de distensión de Estados Unidos en los años 70, puede señalar que él mismo estuvo al borde de la guerra con Rusia. Más tarde, describió la distensión como "una estrategia para llevar el conflicto con la Unión Soviética" que permitió a ambas partes ganar tiempo para la diplomacia y evitar una guerra.
Su disposición a considerar que los principios del derecho internacional y los derechos humanos no son primordiales, sino simplemente un factor más en sus ecuaciones políticas, ponen en alerta a los defensores de los derechos humanos de todo el mundo en cuanto oyen su nombre.
Un liderazgo "sobre la cuerda floja"
Kissinger ha descrito su a menudo controvertida visión del liderazgo estratégico como "un baile sobre la cuerda floja" que está "suspendido entre las relativas certezas del pasado y las ambigüedades del futuro". Una filosofía en la que parecía sentirse cómodo al tomar decisiones.
En un principio ocultó a los estadounidenses el bombardeo de Camboya. Estados Unidos quería derrotar al Vietcong, pero acabó permitiendo el ascenso de los Jemeres Rojos. Intentó poner fin a la guerra de Vietnam mediante un acuerdo de paz. Tanto él como su homólogo norvietnamita, Lê Đức Thọ, recibieron el Premio Nobel de la Paz por su plan. Sólo Kissinger lo aceptó, e intentó devolver el premio cuando fracasó estrepitosamente con la caída de Saigón. Las decisiones que tomó en el camino costaron muchas vidas en Vietnam, Camboya y la vecina Laos.
Documentos del Archivo Nacional publicados 40 años después demostraron que presionó al presidente Nixon para que derrocara al presidente democráticamente elegido Salvador Allende en 1973 porque consideraba que su "efecto modelo" podía "ser insidioso" para los intereses de Estados Unidos en la región. Kissinger permitió, efectivamente, el ascenso del dictador chileno Augusto Pinochet, cuyo gobierno asesinó y torturó a miles de personas.
Kissinger y el reconocimiento de China
"Siempre pensó en términos de una especie de equilibrio de poder", explica Ken Lieberthal, antiguo miembro del Consejo de Seguridad Nacional, las activas intervenciones de Henry Kissinger en lo que deberían haber sido procesos democráticos. Según él, se guiaba por el cálculo de que "el dominio de un país produciría resistencias por parte de otros". Evitar ese tipo de reacción en cadena que podría producir inestabilidad es lo que llevó a Kissinger a mediar en el histórico reconocimiento de China por parte del presidente Nixon en 1972, que sigue vinculando a Estados Unidos a su compromiso de que "Taiwán es parte de China".
(jov/cp)