Pólvora en Sudamérica
20 de noviembre de 2009“Guerra Fría en la selva”, titula el semanario alemán “Der Spiegel”, un análisis en el que sostiene que las provocaciones del presidente venezolano son en realidad una cortina para distraer la atención sobre los problemas internos que enfrenta. “Aunque los puentes peatonales que mandó dinamitar el mandatario sudamericano eran estrechos, su efecto político ha sido explosivo”, explica a sus lectores. "Pese a su retórica belicista Chávez no necesita una guerra, se encuentra fuertemente presionado por una economía que se ha contraído más de lo esperado debido a la baja en las exportaciones de crudo. El país sufre una crisis energética y escasez de agua y electricidad por lo que sus adversarios no son los militares colombianos, sino la pérdida de confianza entre la población", afirma la autora, Katharina Peters.
Venezuela reconoció haber detonado dos puentes peatonales fronterizos, argumentando que eran ilegales y que facilitaban el paso de grupos armados irregulares a su territorio. Desde que Colombia firmara con Estados Unidos un controvertido acuerdo militar hace días, el tono de Chávez es cada vez más estridente. El último episodio marca un nuevo mínimo en las tensas relaciones entre ambos países. “Chávez ha exhortado a los venezolanos a prepararse para una lucha armada en defensa de la patria al tiempo que lanza improperios contra el presidente colombiano llamándolo traidor y lacayo”, afirma el diario Taz de Berlín.
Bogotá llevará el caso ante la ONU y la OEA
El gobierno colombiano calificó el incidente de un acto agresivo y anunció que el grave hecho será informado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA). La Unión Europea manifestó el jueves su preocupación por las tensiones diplomáticas entre ambos países, a quienes exhortó a buscar soluciones y evitar acciones que empeoren la situación. En un comunicado emitido desde Bruselas, la presidencia en turno que ostenta Suecia exhortó a ambas partes a respetar el derecho internacional y los acuerdos bilaterales existentes.
Venezuela respondió que la situación de tensión que vive América del Sur es el resultado de la decisión del Gobierno de Estados Unidos de instalar siete bases militares en territorio colombiano, lo que representa una amenaza latente para la paz y la seguridad en la región. La Cancillería venezolana responsabilizó de la situación a Washington y a Bogotá y pidió a Bruselas que interceda para que la Casa Blanca desista de los planes que son el motivo de las crecientes tensiones entre los dos países sudamericanos.
Creciente carrera armamentista
La presencia militar estadounidense, que comprende hasta unos 800 soldados y 600 civiles que estarán estacionados durante la próxima década en siete bases militares en Colombia, es una provocación a juicio de Chávez y de otros gobernantes de la región. “No soy yo el que está llamando a una guerra, quien la está provocando es el imperio Yankee”, asegura.
El presidente venezolano está armado hasta los dientes, advierte Daniel Flemes, experto del Lateinamerika Institut con sede en Hamburgo. Desde el 2005, cuando firmó un contrato por 5.000 millones de dólares con Moscú, se ha hecho de un arsenal que comprende 55 helicópteros de combate y de transporte, así como 20 buques de guerra. En septiembre pasado Chávez viajó a Moscú donde hizo un pedido de 92 tanques de guerra. Colombia ha reaccionado fortaleciendo su ejército integrado por unos 254.000 soldados.
“La creciente tensión en Sudamérica es la consecuencia de la rivalidad latente entre Rusia y Estados Unidos, cuya presencia militar, firmada hace unos días a través de un tratado con Colombia, es una reacción al pacto millonario entre Caracas y Moscú”, advierte por su parte el diario Osnabrücker Zeitung en un comentario en el que añade que Colombia no tiene alternativa, pues necesita los dólares de los estadounidenses para combatir a los capos del narcotráfico.
Una región sin ley
El conflicto militar está programado de antemano y no se debe sólo a la rivalidad geopolítica de ambos países y sus aliados, “sino a los paramilitares que trafican con drogas y combustible desde hace años”, afirma el diario español El País. “Ni Alvaro Uribe ni Hugo Chávez saben como es el problema aquí. Ellos mismos han dejado avanzar a los paras y ahora quieren venir a meternos en una guerra”, se queja ante el periódico un taxista que tiene que pagar la contribución a los paracos, como se llaman a los grupos que imponen su ley en la frontera.
El diario Rheinischer Merkur relata la historia de un joven de 16 años, Jaime Steven Valencia Sanabria, asesinado por los soldados colombianos, que luego lo hicieron pasar por guerrillero para obtener las recompensas que otorga por la captura de combatientes el gobierno de Álvaro Uribe. Los familiares de las víctimas son luego amenazadas de muerte si denuncian los sucesos, una situación que tiene sumidas a las llamadas Madres de Soacha en una situación de desamparo. Es un negocio lucrativo, dice el diario, y profundamente arraigado en el conflicto que enfrenta desde hace 50 años al gobierno, la guerrilla y a los paramilitares, que han convertido el territorio en una zona donde no hay ley que valga.
Autora: Eva Usi
Editora: Emilia Rojas Sasse