Entrevista Conferencia Episcopal Alemana
9 de abril de 2010DW-WORLD: La Conferencia Episcopal Alemana ha dispuesto una línea directa para las víctimas de abusos sexuales. La resonancia que ha tenido es impresionante. ¿Cómo se lo explica?
Mathias Kopp: Al parecer existía gran necesidad de que ofrezcamos una posibilidad de conversación, para que las personas puedan hacernos llegar sus preocupaciones. Con nombre y dirección o anónimamente. Esto indica que ha habido un gran margen de error en la Iglesia Católica con respecto al tema abusos sexuales. Tenemos que enfrentarlo. Los arzobispos plantearon crear un foro de diálogo. Que la resonancia fuese tan grande, nadie lo pensó. En estas dos primeras semanas ha habido más de 10.000 llamadas; hemos tenido 400 conversaciones. La cifra es considerable.
¿No sólo víctimas de abusos sexuales han llamado?
Más de dos tercios de las conversaciones que hemos mantenido –a menudo por 30 y 50 minutos- han sido con víctimas de abusos sexuales. El otro tercio han sido con parientes de las víctimas, porque los implicados directos no están en capacidad de hablar directamente, algo que puedo entender. También ex alumnos que cuentan de desmanes. Tenemos que intentar diferenciar. Estamos contentos de que no haya impostores u otros que quieran agredirnos, como en otras líneas hotline.
¿Las personas que llaman sólo quieren denunciar los hechos o buscan asesoría?
Ambas cosas. Por un lado buscan “consejo” y por eso no se puede dejar el asunto en una sola conversación telefónica. Los sicólogos, terapeutas y profesionales al otro lado de la línea telefónica intentan llevar la comunicación a un segundo contacto. Intentamos que una víctima no tenga que contactarnos otra vez a través de la hotline. Por otro lado, la gente quiere contar su historia y eso es todo. Quieren deshacerse de ella y saber que ha llegado al sitio correcto, que la Iglesia esté informada. Esta necesidad de desahogo de la gente es lo que más a menudo vivimos últimamente.
¿Sicólogos y pedagogos se encargan de la asesoría?
… y terapeutas. Es decir, un equipo de personas que saben del tema. Los servicios psicosociales de la Iglesia Católica y de la Evangélica cuentan con buen personal. En la Conferencia Episcopal pensamos en quién podría ser nuestro socio; entonces, se nos ocurrió que la diócesis de Tréveris podría asumirlo pues allí se encuentra el encargado del tema. La cooperación ha resultado buena.
Ha mencionado al encargado del tema de abusos sexuales, el obispo Ackermann. ¿Su trabajo se complementa con el de la hotline?
Sí. Junto con otros obispos se encuentra analizando el tema. En las próximas semanas tenemos que dar a conocer cifras de los casos ocurridos en los últimos 30 o 40 años. No todas las diócesis están listas con la información. El tema de la prevención es muy importante y, en ello, endurecer el reglamento establecido en 2002. Estamos trabajando en eso y la línea directa es un complemento importante.
¿Le parece correcto decir que ésta es la peor crisis de la Iglesia Católica en Alemania después del nacionalsocialismo?
Ésta es la peor crisis de la Iglesia Católica desde 1945 que tiene que ver con escándalos de abuso sexual. Más ampliamente: es la mayor crisis en la que está envuelta nuestra credibilidad. Somos una autoridad moral, y estamos siendo medidos con nuestra propia vara. Nuestros principios se tambalean y nuestra credibilidad también. Tenemos mucho por procesar; tenemos que recobrar credibilidad. Esto es un trabajo de años, no es un proceso que se culmine en un par de semanas.
La hotline funciona, el obispo Ackermann está trabajando. ¿Ahora qué?
Un paso importante será la mesa redonda con el Gobierno alemán; tendrá lugar el 23 de abril en Berlín. Se tratará la prevención y los procesos judiciales. Paralelamente, dentro de la Iglesia Católica, esperamos haber culminado a fines de abril o comienzos de mayo de revisar nuestras nuevas directrices.
Autora: Petra Nicklis
Editor: Pablo Kummetz