La RDA y Cuba: hermanos dispares
7 de noviembre de 2009Desde el momento en que Fidel Castro proclamó oficialmente el “carácter socialista” de la revolución cubana, los países del Bloque del Este se convirtieron en sus principales aliados.
Tras cierto escepticismo inicial, también la República Democrática Alemana se sumó, entre otras cosas debido a la necesidad de buscar otros socios comerciales. “Nos alegra mucho el gran interés de la RDA de ampliar las relaciones comerciales con Cuba”, afirmaba en 1962 en Leipzig el entonces ministro de Industria cubano, Ernesto “Che” Guevara, visiblemente satisfecho. Ese mismo año llegaron los primeros estudiantes cubanos a la Alemania del este que, por su parte, envió ingenieros y científicos a la isla.
Visiones diferentes
Pero nunca dejó de haber tensiones en las relaciones bilaterales. Las respectivas sociedades y visiones del socialismo eran demasiado diferentes: a Castro le gustaba más el papel de guerrillero que el de estadista y se molestó cuando la Unión Soviética negoció con Estados Unidos en la crisis de los misiles sin consultarle. Por otro lado, los intentos de Cuba de exportar la revolución al resto de América Latina y África provocaron encendidos debates en la RDA. “El papel del Che y su idea del voluntarismo eran objeto de polémica”, indica el historiador Michael Zeuske.
La visión cubana de que el socialismo no se instauraría automáticamente a través de los cambios de estructuras –como se prevé en la teoría marxista leninista- sino que debe ser impulsado por un pequeño grupo de revolucionarios, provocaba desconfianza en las filas del Partido Socialista Unificado (SED) de la RDA. “Naturalmente no se quería que esto se traspasara a la RDA y que de pronto los estudiantes actuaran en pro de su propia idea del socialismo”, explica Zeuske.
Signos de “madurez”
En vista del fracaso de algunos osados experimentos económicos, a partir de 1968 se produjo en Cuba un vuelco hacia la fría economía planificada de estilo soviético, lo cual en la RDA fue alabado y calificado de “proceso de maduración”. En 1972, Cuba se convirtió en miembro pleno del COMECON (Consejo de Ayuda Económica Mutua). La RDA colaboró en la organización del sistema educativo y en la modernización de las anticuadas instalaciones industriales, donó motores y máquinas y compró azúcar a cítricos cubanos a sobreprecio.
Pero ambos estados no lograron encariñarse realmente. Fidel Castro seguía siendo un socio difícil de encasillar, con ambiciones propias en el ámbito de los No Alineados.
Los primeros trabajadores cubanos
A fines de la década del 70 se selló un acuerdo oficial, en virtud del cual para el envío de mano de obra cubana a la RDA. Con un total de 30.000 hombres y mujeres, los cubanos pronto llegaron a ser el cuarto mayor grupo en la Alemania del este.
El clima y las diferencias culturales no facilitaron la integración. “A veces teníamos que levantarnos a las 5 de la mañana, pese que nunca pude dormir bien en los dormitorios colectivos de los albergues”, recuerda Julia, quien trabajó en una fábrica textil en la entonces Ciudad Karl Marx. El 60% de su sueldo iba directamente a Cuna. Sólo más adelante se acordó proporcionar a los cubanos otros incentivos, como la posibilidad de llevar productos germano-orientales a su patria. Hasta el día de hoy, las calles de La Habana están llenas de motonetas de la marca sajona MZ y en casa de Julia hay todavía un refrigerador de la RDA.
“Enorme desarrollo”
En la República Democrática Alemana, el socialismo fue desde un comienzo algo ordenado desde arriba, y siempre estuvo presente la comparación con la República Federal de Alemania. Así lo hace notar Juan, quien llegó a Leipzig en 1988, con una beca de la UNESCO. En esa época, en Cuba se considerada que la RDA era “un país con un enorme desarrollo”, según Juan, quien explica que pese a algunos problemas de desabastecimiento “era un paraíso en comparación con Cuba”.
Cuando cayó el Muro de Berlín, todos los estudiantes y trabajadores cubanos fueron enviados de inmediato de regreso. Con el derrumbe del Bloque del Este, la hermandad terminó y Cuba –cuyo comercio exterior se concentrada en un 85% en el COMECON- se quedó de pronto sola. Comenzó entonces el período especial, lleno de privaciones para los cubanos.
La última oportunidad
Entretanto en Cuba ha habido algunos cambios con el Gobierno de Raúl Castro, pero la situación sigue siendo difícil. “En la vida cotidiana muchas cosas son peores que en la RDA, la situación en cuanto a viviendas es fatal, la moral de trabajo está por los suelos y se necesitarían muchos procesos de reforma”, opina Michael Zeuske.
Sin embargo, las condiciones políticas y sociales no se pueden comparar con las que existían hace 20 años en la RDA. Según el historiador, la dirigencia cubana es muy decidida y extremadamente centralizada y no está dispuesta a soltar las riendas. Zeuske aboga por permitir en Cuba más iniciativa privada, manteniendo los logros del socialismo. “Siempre les digo a los funcionarios oficiales cubanos: ustedes son los últimos que pueden demostrar que las reformas pueden funcionar en el socialismo real, sólo tienen que llevarlas a cabo”, señala.
Autora: Anner Herrberg/Emilia Rojas
Editor: Enrique López