Los niños invisibles
12 de diciembre de 2013Cerca de 230 millones de niños en todo el mundo, una cifra que corresponde a la población de Indonesia, nunca han sido registrados oficialmente, según un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (United Nations Children's Fund) o Unicef. “Esos niños no cuentan, en el verdadero sentido de la palabra”, dice Jürgen Schübelin, de la Asociación de Ayuda para Niños Necesitados, “y quien no cuenta no tiene derechos”. Los niños sin partida de nacimiento no tienen acceso al sistema escolar ni al de salud, así como tampoco a la seguridad social, advierte Unicef en un informe con motivo del 67 aniversario de la fundación, presentado en Nueva York.
El derecho humano a la identidad
“En países que no están en condiciones de identificar a los recién nacidos, a todos los niños y jóvenes, ni tampoco a los adultos a través de la inscripción en un registro y del otorgamiento de un documento de identidad, se están violando masivamente los derechos fundamentales del ser humano”, subraya Schübelin. “Estar registrado e identificado es un derecho fundamental”.
Ese derecho también está basado en la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU. En su artículo 7, ésta dice que “se debe registrar a todos los niños inmediatamente después de su nacimiento en un registro civil”. Además, el documento dice que “el niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos.” Con excepción de EE. UU. y Somalia, todos los miembros de la ONU ratificaron la convención.
Pero, justamente en África y algunas regiones de Asia y América Latina se comete negligencia en lo que respecta a declarar los nacimientos. En Somalia, Liberia y Etiopía ni siquiera se registra a uno de cada diez recién nacidos. En Zambia, Chad, Tanzania, Guinea Bissau y en la República Democrática del Congo, la tasa está entre un 14 y un 28 por ciento. Yemen y Pakistán también figuran entre los diez países con la cuota más baja de registros de nacimientos.
Pobreza y discriminación
“La pobreza es el motivo más común para que no se registre a los niños”, explica Jürgen Schübelin. “Eso tiene que ver con que la gente que vive en el campo o en los barrios más pobres de las ciudades a menudo no puede llegar fácilmente a los registros civiles”. Y añade que allí donde hay un alto porcentaje de población indígena la cifra de los niños sin partida de nacimiento es aún mayor. Muchas veces tampoco los padres poseen documentos de identidad y se ven enfrentados a tener que hablar y entender el idioma oficial del país, que no es el suyo. En Paraguay, por ejemplo, muchos familiares de las minorías indígenas no cuentan con una partida de nacimiento ni con un documento de identidad. La Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) trabaja en esas regiones capacitando a los empleados y preparándolos para la comunicación con los distintos grupos étnicos.
Presa fácil de tratantes de personas
Los niños no registrados de regiones de catástrofe corren especial peligro, como los de Filipinas, luego del tifón Haiyán, o los niños de Haití, luego del terremoto que asoló a ese país en 2010. “En Haití pudimos ver que, debido a la pérdida de sus familiares y al trauma sufrido por el desastre, los niños corrían extremo peligro de ser secuestrados”, recuerda Jürgen Schübelin. Inmediatamente después del terremoto, hubo organizaciones que intentaron sacar a los menores a través de canales de tráfico de personas y de venderlos”, asegura. En los centros de ayuda creados tras el terremoto, los niños llevaban un cartel con su nombre colgando del cuello, como una manera de señalizar que estaban incluidos en una iniciativa destinada a protegerlos.
Según Unicef, lo más importante es reconocer por qué las familias no registran a los niños y luchar contra ese problema. Los factores más importantes son el costo de los aranceles, demasiado alto para muchos, la falta de información y motivos religiosos o étnicos. Unicef apuesta a soluciones simples, como las aplicadas en Kosovo y en Uganda, donde los padres pueden registrar a sus hijos a través de su teléfono móvil en pocos minutos. Antes, ese trámite demoraba meses.