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Luxemburgo apoya la Constitución Europea

Claudia Herrera Pahl10 de julio de 2005

El "sí" obtuvo el 56,38 por ciento de los votos en el referéndum sobre la Constitución de la UE celebrado este domingo en Luxemburgo. Un respiro para Jean Claude Juncker y para los europeístas.

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Sus plegarias fueron escuchadas.Imagen: AP

Los ciudadanos luxemburgueses saben lo que quieren. En la pequeña nación europea no se repitieron las escenas registradas ni en Francia ni en Holanda. Aquí dos horas después del cierre de los comicios electorales se registraba una clara tendencia a favor de la Constitución Europea.

Luxemburgo es la decimotercera nación de los 25 estados miembro de la Unión Europea (UE) que aprueba la Constitución. El primer ministro luxemburgués, Jean Claude Juncker había ligado su futuro político al resultado del referéndum popular. Juncker había amenazado con dimitir si la población rechazaba la Constitución. Cerca de 223.000 luxemburgueses tienen derecho y obligación de voto y la mayor parte, casi el 90 por ciento, cumple con su obligación ciudadana.

Señal de esperanza

A diferencia de varios otros estados que aplazaron los referendos programados para ratificar la Constitución, alertados por la negativa francesa y holandesa, el parlamento de Luxemburgo insistió en realizarlo en la fecha programada, aún cuando después de la Cumbre de la UE de junio pasado podría haberlo aplazado, después de que los jefes de Gobierno y Estado acordaran un "plazo de reflexión" de un año.

¿Chantaje a la Juncker?

El "sí" luxemburgués se convierte en una señal de esperanza para la UE y un gran respiro para los europeístas, pues un rechazo por parte del tercer miembro fundador de la comunidad habría equivalido a un tiro de gracia para el conglomerado. Pero la ratificación de la Carta Magna era previsible, aunque muchos políticos especialmente luxemburgueses critiquen duramente la amenaza de dimisión hecha por el primer Ministro Juncker, si el referendo era negativo.

Según la anterior ministra de Exteriores luxemburguesa, Lydie Polfer, Juncker incurrió así en los mismos errores cometidos por los franceses que relacionaron la política nacional con la política europea, presionando al electorado pero sin ayudar a reducir los temores de la población ante la ampliación y sin aportar argumentos concretos que convenzan de que la Constitución incrementa las posibilidades para toda Europa de conquistar unida la era de la globalización.