Manifestantes rechazan a Bush y su zona de libre comercio
4 de noviembre de 2005"Qué lindo que es estar en Mar del Plata"... Seguramente George W. Bush no conoce esa vieja canción. Y resulta improbable que comparta la afirmación, ante la poco cálida recepción popular que le han brindado los argentinos. Por mucho que el presidente estadounidense esboce su mejor sonrisa y derroche alabanzas a Néstor Kirchner, anfitrión de la Cumbre de las Américas, su popularidad anda por los suelos en América Latina. De acuerdo con encuestas recientes, en esa región del mundo Bush es el jefe de la Casa Blanca más impopular de todos los tiempos.
Maradona, Chávez y Cía.
La manifestación que acompañó el inicio de la Cumbre de Mar del Plata no hizo más que confirmarlo. Con Diego Armando Maradona a la cabeza, flanqueado por figuras como Manu Chao y tribunos de la talla del presidente venezolano, Hugo Chávez, y el líder indígena boliviano Evo Morales, los detractores de la cumbre se manifestaron a voz en cuello. Y dejaron en claro lo que no quieren: ni a Bush ni su proyecto de una zona de libre comercio desde Alaska al Tierra del Fuego. Chávez, quien durante una visita a Roma a mediados de octubre afirmó que "el imperio norteamericano es el mayor peligro para la vida en el planeta", se erige ahora como bisagra entre el encuentro presidencial y la contra-cumbre "de los pueblos", en sintonía con el movimiento contrario a la globalización.
La zona de libre comercio con que sueña Estados Unidos y que Chávez quiere enterrar públicamente en Mar del Plata, tiene suficientes detractores aparte de Venezuela. Como quedó de manifiesto en las protestas callejeras, muchos temen a la hegemonía estadounidense y no creen que un acuerdo de libre comercio bajo los dictados de Washington pueda servir efectivamente para combatir la pobreza en América Latina. Por lo pronto, el bloque del Mercosur no se convence de sus virtudes y, aunque el presidente mexicano, Vicente Fox, afirme que el proyecto puede continuar limitándose a aquellos que estén dispuestos, lo cierto es que sin Argentina y Brasil quedaría notablemente trunco.
El factor europeo
Pero reducir la cumbre al tema de la libertad comercial tampoco sería provechoso, como lo advirtió el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza. Por lo demás, uno de los temas más candentes en materia de libre flujo de mercancías, que es el de los aranceles agrícolas, difícilmente pueda podría resolverse en el marco de la Cumbre de Mar del Plata. Porque allí no está presente uno de los grandes protagonistas de ese drama, que es la Unión Europea.
En el Viejo Mundo, el asunto también sigue levantando olas. La última propuesta de Bruselas consiste en reducir los aranceles para productos agrarios, en promedio, en un 47%, y hasta en un 60% en el caso de las tasas más altas. Demasiado poco desde el punto de vista de Estados Unidos y demasiado para Francia, que sigue intentando proteger a rajatabla a su campesinado. Para América Latina, el horizonte no se presenta pues muy despejado en esta materia, independientemente de Bush.