Ataques en Noruega: más preguntas que respuestas
23 de julio de 2011Publicidad
Este 23 de julio, el ministro noruego de Relaciones Exteriores, Jonas Gahr Støre, aseguró que se seguirá investigando a fondo la posibilidad de que los sucesos del viernes (22.7.2011) formen parte de un plan de la extrema derecha contra el Gobierno laborista liderado por Jens Stoltenberg.
“Este es un fenómeno que debemos tomar muy en serio”, dijo el funcionario en el marco de una rueda de prensa, advirtiendo, sin embargo, que no se deben sacar conclusiones apresuradas porque las investigaciones apenas están comenzando.
Stoltenberg descartó que los atentados impliquen un aumento de la amenaza terrorista en el país. En una entrevista con el canal NRK, confirmó que la policía no reforzó las medidas de seguridad tras los ataques en Oslo y en un campamento de la isla de Utøya.
Sin embargo, admitió, aún no está claro si el presunto autor, un extremista de derecha noruego que fue detenido el mismo viernes, actuó en colaboración con otros cómplices. Si se encontraran indicios que apunten a esta hipótesis, explicó Stoltenberg, las autoridades tendrían que volver a analizar la situación.
Declara el detenido
Se da por hecho que el hombre detenido en conexión con los atentados en Oslo y sus inmediaciones adquirió seis toneladas de fertilizantes en los últimos meses.
Hablando en nombre de la tienda donde el sospechoso venía comprando el material desde la primavera boreal, el comerciante Oddny Estenstad confirmó que, en esas cantidades, los fertilizantes pueden ser usados para fabricar bombas, pero dijo no haber visto nada turbio en esa transacción porque el cliente en cuestión era dueño de un negocio de productos agrícolas.
Las autoridades se han mostrado precavidas al ser consultadas sobre la identidad del noruego de 32 años señalado como el hombre que asesinó a siete personas tras volar una bomba en el distrito gubernamental de Oslo y masacró a por lo menos otras 85 al abrir fuego indiscriminadamente en el campamento de las juventudes socialdemócratas en la isla de Utøya. Pero la prensa internacional ha intentado reconstruir el perfil del detenido a partir de las huellas que ha dejado en Facebok, Twitter y otros foros de Internet, según se presume.
Un noruego bajo sospecha
La policía insiste en que no tiene mayor información sobre el sospechoso, identificado como Anders B.. “Hasta ahora, no sabemos más de lo que los medios han reunido”, admitió el jefe de las investigaciones, Øystein Mæland. De los rastros que Anders B. supuestamente dejó en el mundo virtual los que más han llamado la atención como posibles móviles de los atentados son su aparente filiación con el nacionalismo noruego y comentarios en donde hace explícita su animadversión hacia el multiculturalismo de Stoltenberg.
Aunque el presunto autor del atentado de Oslo y la matanza de la isla de Utøya fue arrestado el mismo 22 de julio, la policía local está buscando a un posible cómplice; un hombre que los jóvenes reunidos en Utøya no conocían y que, al contrario de Anders B., llegó a la isla sin portar uniforme policial.
“Tenemos declaraciones de testigos que coinciden en que había un segundo atacante. Trabajamos a toda marcha para aclarar si es así”, dijo el portavoz de la policía, Einar Aas, en una entrevista concedida a la versión online del diario Verdens Gang.
Además de la posible responsabilidad del detenido en estos hechos, se sigue la pista del procedimiento policiaco que se siguió en este caso. Las propias autoridades noruegas admitieron que sus fuerzas arrobaron al lugar de los acontecimientos 40 minutos después de la primera llamada de alerta.
También se trata de determinar el paradero de cuatro o cinco menores que siguen reportados como desaparecidos.
Dentro de todo este panorama de preguntas, la policía noruega confirmó que la detonación ocurrida el viernes en el centro de Oslo se produjo a través de un auto bomba.
A falta de certezas, el silencio
La mesura con que el estamento de Stoltenberg ha reaccionado ante estos acontecimientos tiene la virtud de no haber quebrantado aún más la paz social de los noruegos tras la explosión de la bomba en Oslo. Y es que, antes de que se confirmara la matanza de Utøya, no faltaron los analistas que apuntaban a la comunidad musulmana de Noruega como caldo de cultivo para extranjeros supuestamente mal dispuestos a integrarse e islamistas radicales prestos a usar la violencia para imponer sus valores. A falta de certezas, el Gobierno de Oslo optó por la discreción.
Un hostelero entrevistado por la agencia dpa confiesa sentir alivio por que no se hayan confirmado las primeras sospechas, las que atribuían un transfondo islamista a los hechos de este 22 de julio; él afirma que la convivencia entre noruegos e inmigrantes transcurre sin problemas. “Tengo muchos amigos musulmanes y en este pequeño café trabajamos gente de siete países diferentes. Para mí esto supone un enriquecimiento. El sector xenófobo en Noruega es pequeño y no está respaldado por la mayoría de la población”, considera.
Defendiendo la apertura de la sociedad noruega
Por su parte, el primer ministro noruego y otros líderes políticos prometieron defender la tradición del país como sociedad abierta. Stoltenberg señaló su compromiso para trabajar en el mantenimiento de los valores centrales de la sociedad noruega, destacando que esa nación es “una sociedad en la que los políticos y el pueblo tenemos una relación muy estrecha”. Tanto Noruega como la vecina Suecia están orgullosas de esa cercanía –con frecuencia se ve a los miembros del Gabinete acudiendo a pie a sus reuniones–; algunos expertos perciben ese factor más bien como el talón de Aquiles de su seguridad nacional.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters
Editor: Enrique López
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