''No somos de este mundo''
26 de septiembre de 2011“La Iglesia en Alemania seguirá siendo una bendición para la comunidad católica en todo el mundo, si sigue fiel y unida a los seguidores de San Pedro y los apóstoles”, así clausuró Benedicto XVI, en misa oficiada ante 100.000 personas, su gira de cuatro días por país natal.
En un discurso ante un público selecto en el Konzerthaus de Friburgo, el Papa afirmó en tono autocrítico que la Iglesia se había orientado demasiado hacia lo mundano y se aferraba a organizaciones y a costumbres adquiridas con el tiempo. Esto debe cambiar:
“Tenemos que cambiar lo mundano de la Iglesia. Nosotros no somos de este mundo”, afirmó Benedicto XVI. Esto no significa, prosiguió, que se tenga que apartar del mundo sino que, por el contrario, debe orientarse hacia la protección de los seres humanos a “servirlos por amor”.
El acto de caridad, caritas, no puede dejarse en manos de organizaciones. Los más recientes escándalos –se refería a los escándalos por abuso sexual hacia menores en establecimientos católicos- no puede cubrir por entero la sustancia de la Iglesia, decía el Santo Padre.
Reprimendas
Benedicto XVI sermoneó a las organizaciones de católicos en Alemania: la Iglesia no requiere reformas estructurales, afirmó. Así lo había propuesto el político conservador Alois Glück, presidente del Comité Central de los Católicos. El Papa les echó en cara que se trata más bien de una crisis de su fe que de una estructural.
En Alemania, a pesar del bienestar, reina el frío emocional y la carencia de relaciones. La Iglesia debe reafirmarse en la fidelidad y la verdad, y así solucionará sus problemas. Benedicto XVI le ofreció este trago amargo al Comité Central de los Católicos en un encuentro privado, lejos de las cámaras de televisión.
A los obispos alemanes los exhortó a actuar en contra del relativismo y la individualización en la sociedad. Esto no sonó nuevo a los oídos de los prelados católicos, pues esta tesis ha venido acompañando los discursos de Benedicto desde que ascendió a la silla de San Pedro.
El tema estuvo presente también en la ceremonia de clausura en el aeropuerto de Friburgo el domingo (25.09). Benedicto XVI hizo un llamado a la conversión e invitó a la Iglesia alemana a imitar a las jóvenes y creyentes congregaciones de otras partes del mundo.
No hay soluciones listas
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemania, el arzobispo de Friburgo Robert Zollitsch, declaró que “la visita había sido un gran regalo”. Todos los católicos, todos los cristianos pueden sentirse reforzados. “El Papa no llegó con soluciones prefabricadas a Alemania”, afirmó Zollitsch. Juntos habían detectado que la Iglesia en este país se encuentra ante grandes desafíos, que la Iglesia aceptará. En sus desplazamientos en el papamóvil, el Sumo Pontífice había podido observar rostros felices, contó Zollitsch. Cabe anotar que a los encuentros sólo se podía entrar con invitación.
Ya a comienzos de la visita oficial, en su intelectualmente complejo discurso en el Parlamento alemán, el Papa aconsejó a los políticos tomar decisiones siempre en la conciencia de su responsabilidad ante un poder superior. Razón y fe tienen que ir de la mano, recomendó Benedicto en papel de padre severo.
Ningún impulso para el movimiento ecuménico
El Papa fue fiel a sí mismo: en su encuentro en Friburgo con los representantes de la Iglesia ortodoxa subrayó los puntos comunes con los católicos, algo que no hizo con la Iglesia protestante alemana, con quien habló en Erfurt acerca del movimiento ecuménico. Benedicto no dio ninguna pista de qué pasos piensa dar para que estas dos grandes confesiones se acerquen. “La fe verdadera no es objeto de negociación”, dijo el Papa. Esto no sólo decepcionó a los cristianos protestantes; también los católicos esperaban más.
Con todo, el reformador Martín Lutero fue un alabado como un hombre creyente que planteó las preguntas correctas a lo largo de su camino hacia Dios. Lejos está sin embargo de una rehabilitación del entonces monje católico quien en 1517, con su llamado a la libertad para los cristianos, dividió a la Iglesia. Así lo expresó Federico Lombardi, portavoz del Vaticano. Roma no sabe todavía si participará en la celebración de los 500 años de la Reforma en 2017.
Más visitantes de lo esperado
Para muchos creyentes católicos, el mensaje de las cinco misas que dio el Papa durante sus cuatro jornadas en Alemania fue que deben mantenerse en su fe a pesar de todas las crisis y a pesar de la gente que abandona la Iglesia. En ese sentido es claro el lema de esta visita: “Donde está Dios, ahí está el futuro”. Como un ejemplo luminoso, el Papa presentó a los cristianos en la exRepública Democrática Alemana. Ellos mantuvieron su credo a pesar de los ataques de la dictadura nazi, primero, y de la dictadura comunista, después.
En total, unas 320.000 personas asistieron a las cinco misas oficiadas por Benedicto XVI; los organizadores habían contado con 250.000. El Papa no llegó a ver las manifestaciones de protesta de organizaciones de homosexuales, lesbianas y víctimas de abuso sexual en Berlín y, aunque más bien modestas, también en Friburgo. Sin embargo, sabe que tuvieron lugar.
“El Papa no hace nada”
Wilfreid Fesselman, presidente de la “Red de víctimas de abuso sexual”, no está satisfecho del resultado del encuentro de Sumo Pontífice con cinco víctimas en Erfurt. En las diócesis alemanas se maquillan los hechos y “el Papa no hace nada”, dice Feseselman. Se calcula que en instituciones católicas se ha abusado de unas 2.000 personas en las últimas décadas.
En Alemania, un tercio de la población (25 millones de habitantes) se declara católica; otro tercio, evangélica (protestante). En el último tercio están los musulmanes, los judíos, otras confesiones y los que no tienen ninguna religión.
El año pasado, 180.000 personas renunciaron a la Iglesia católica, un volumen que superó los bautizos nuevos. Por el sacerdocio optan cada vez menos personas; en este momento, en toda Alemania, hay sólo 127 seminaristas que deberán vivir en celibato.
Por último, en el marco de una conversación con la Iglesia Ortodoxa, Benedicto XVI dejó claro que está a favor del matrimonio entre hombre y mujer y que rechaza las relaciones homosexuales. No cabía esperar que dijera otra cosa, opinan observadores del Vaticano que viajaban en el equipo de prensa. Como estaba anunciado, en el viaje a su país natal no hubo sorpresas.
Autor: Bernd Riegert/Mirra Banchón
Editor: Enrique López