Nobel de Física para una revolución informática
9 de octubre de 2007Pocas veces el común de los mortales logra hacerse una idea, aunque sea remota, de los descubrimientos o inventos que elevan a algunos científicos al Olimpo del Premio Nobel de Física. En esta oportunidad la cosa es diferente. Aunque los legos en la materia no comprendan a cabalidad en qué consiste la “magnetorresistencia gigante”, descubierta en 1988 por los ahora galardonados Peter Grünberg y Albert Fert, todo aquel que posea un laptop, una cámara digital, un i-pod o un reproductor de MP3 disfruta de los frutos de la investigación de estos científicos, que compartirán el premio ascendiente a 1,1 millones de euros.
“Sándwiches” magnéticos
En lo medular, el conocimiento de este efecto magnético ha posibilitado comprimir gran cantidad de datos en discos duros de reducido tamaño como los que hoy conocemos. Grünberg y Fert, que realizaron sus investigaciones por separado, experimentaron con capas ultradelgadas de metales magnéticos y no magnéticos apiladas, conocidas también como “sandwiches”, y descubrieron que su resistencia eléctrica se modifica sensiblemente en presencia de un campo magnético mínimo. Gracias a esta propiedad fue factible construir cabezales de lectura sumamente sensibles, capaces de decodificar gran cantidad de información contenida en un disco duro.
De acuerdo con el Comité del Premio Nobel, se trata de la primera verdadera aplicación práctica de la nanotecnología. Y todos coinciden en que fue un paso decisivo, que revolucionó la tecnología de almacenamiento de datos, con las consecuencias de todos conocidas en el campo de la informática.
Fomento a la investigación en Alemania
Para Alemania, contar con un nuevo Premio Nobel de Física después del otorgado en 2005 a Theodor Hänsch, no sólo constituye un honor sino también un espaldarazo para los esfuerzos oficiales por fomentar el atractivo del país en el sector de la investigación. Así lo hizo notar por lo pronto la canciller Angela Merkel –física de profesión- al felicitar a Grünberg. “Esto demuestra que un adecuado fomento de la investigación básica es la base para que podamos tener trabajando aquí también a científicos internacionales sobresalientes”, indicó la gobernante.
Grübnerg trabajó durante 30 años en el Centro de Investigaciones de Jülich, uno de los más grandes de Europa, en el que laboran aproximadamente 4.400 personas, incluyendo a cerca de 1.300 científicos. Aunque se jubiló en 2004, aún mantiene allí un despacho al que acude con frecuencia. El presupuesto anual que maneja la institución asciende a 360 mil millones de euros, aportados en un 90% por el gobierno federal y en un 10% por el gobierno regional de Renania del Norte-Westfalia.