Opinión: Francia, Alemania y la respuesta que no fue
11 de marzo de 2019¿Cuándo le responderá Alemania a Emmanuel Macron? Esa pregunta resuena en Berlín desde la primera vez que el presidente de Francia hiciera recomendaciones para optimizar a la Unión Europea y a sus instituciones, durante su alocución de septiembre de 2017 en la Sorbona. Desde entonces se ha consolidado la imagen de un mandatario galo de talante reformista que fracasa al estrellarse contra una canciller alemana indispuesta a hacer cambios. La réplica cabal de Angela Merkel sigue brillando por su ausencia; sus contestaciones han sido muy vagas hasta ahora.
"No ajustado al código de indumentaria”
Esa imagen vuelve a hacerse presente por estos días: acostumbrado a causar alto impacto mediático, el presidente francés publicó un artículo en medios de los 28 Estados miembros del bloque comunitario la semana pasada. Allí describía su visión para una mayor cooperación europea. Para variar, esta vez Macron recibió pronta respuesta desde Alemania; pero no de la canciller, sino de su sucesora en la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). Así es: la jefa de un partido sin cargo ejecutivo alguno le responde a un jefe de Gobierno. A los ojos de sus opositores, ese es un acto "no ajustado al código de indumentaria”.
El único consuelo es que al menos se le respondió a Macron. Además, Annegret Kramp-Karrenbauer no es una política cualquiera: ella lidera el partido de la canciller y sus ambiciones de suceder a Merkel en el Gobierno alemán no son secretas para nadie. Tampoco es secreta la cercanía que existe entre ambas. Por eso no sorprendió que Merkel dijera este lunes, que las ideas de Kramp-Karrenbauer para Europa estaban "en sintonía” con las suyas.
Ese es precisamente el problema. Y es que lo que Kramp-Karrenbauer tiene en mente para Europa no es una visión, sino una oda al statu quo, en el mejor de los casos. Sí, Europa debe ser más fuerte. Sí, es necesario que haya mayor cooperación política en la protección de las fronteras y en materia de seguridad. Y sí, debemos mantenernos unidos contra los enemigos de la democracia y de Europa. Más interesante es lo que la distingue de Macron: la reticencia a cooperar profundamente en las políticas sociales y a diseñar políticas económicas y financieras comunes. A eso se suman algunas ideas como la exigencia de que el Parlamento Europeo deje de sesionar en la ciudad francesa de Estrasburgo.
Intereses completamente distintos
Está claro lo que diferencia al texto de Macron del de Kramp-Karrenbauer. El presidente francés intenta consolidarse como el motor de la reforma entre los timoneles europeos; ese es un papel que los alemanes se ufanan de jugar, pero que no juegan desde hace un buen tiempo. En cambio, en este instante, Annegret Kramp-Karrenbauer está dirigiendo sus mensajes a los miembros de su partido. Ella lleva apenas tres meses en la presidencia de la CDU y se propone, ante todo, recuperar el voto de los electores conservadores. Y proponer "más Europa” no es la estrategia más prometedora para lograrlo. En otras palabras, da igual lo que proponga el presidente francés; esos planes no se implementarán con esta presidenta de la CDU y potencial sucesora de Merkel en la jefatura del Gobierno alemán.
(erc/jov)
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