Paraguay: “Fernando Lugo no los decepcionará”
22 de abril de 2008De la victoria de Fernando Lugo en Paraguay la prensa alemana se hace eco y resalta especialmente lo asombroso de que sea un obispo católico el que lograra la victoria sobre un partido que ha regido el país por más de 60 años. Se resalta sobre todo la situación de pobreza en la que vive el 90 por ciento de la población, a la que le pertence sólo el 5 por ciento de la superficie, la emigración masiva y las reservas energéticas del país cuyo nombre fue por mucho tiempo sinónimo de Stroessner y el Partido Colorado.
Las promesas de justicia para la clase campesina empobrecida hacen que no pocos analistas de la prensa europea lo coloquen inmediatamente en el bloque de izquierdas que va avanzando por el continente americano o cuando menos en el grupo de los teólogos de la liberación. Sin embargo, el propio Lugo se ha encargado de ubicarse en la mitad. Su conocimiento de la realidad de su país y su afán de mejorar la situación de su gente no tiene por qué ser, necesariamente una alineación con otros líderes latinoamericanos, más o menos conflictivos.
Paraguay presente en los medios alemanes
“De obispo de los pobres a jefe de Estado”, titula su artículo el diario digital Netzeitung. “El anti Chávez”, titula por su parte el Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) su artículo, en el cual destaca la voluntad de un camino propio del ex obispo Lugo, cuya familia tuvo que vivir en carne propia los rudos métodos de la dictadura de Alfredo Stroessner. “Lugo no se ha cansado de acentuar durante su campaña, que quiere seguir un rumbo propio. Esto es una réplica a las sospechas de que pretende introducir a Paraguay en el círculo de los países que simpatizan con la “revolución bolivariana” del presidente venezolano Chávez”, comenta FAZ. La emisora Deutschlandfunk, por su parte, planteaba el problema que supone para la Iglesia de Roma que Lugo haya entregado su púlpito, pero que no pueda dejar de ser una autoridad de la Iglesia Católica.
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Labor por el desarrollo rural
Misereor , la agencia episcopal alemana de ayuda al desarrollo, ve con buenos ojos a este obispo de los pobres, básicamente porque conoce de cerca la situación en el país y sabe por su labor con organizaciones no gubernamentales campesinas de la importancia y urgencia de cambio en esas encostradas estructuras de clientelismo y corrupción.
La encargada de Cono Sur y Brasil de esta organización, Michaela Verboom, ve en la victoria de Lugo un signo de esperanza. “Ya era hora de un cambio”, dijo en conversación con DW-WORLD y aseveró: “me parece que Fernando Lugo será un presidente íntegro, comprometido socialmente, que conoce de cerca los problemas del país. Hijo de campesinos; por mucho tiempo obispo de una diócesis muy pobre en el norte de Paraguay… en ese tiempo se puso del lado de los pequeños agricultores y se involucró en las luchas por condiciones más justas para la reforma agraria; estuvo a favor de los campesinos a quienes, lamentablemente, el Estado no ha tenido en cuenta ni ha apoyado”.
Misereor, que apoya en el país a más de 40 organizaciones no gubernamentales que trabajan especialmente en la agricultura ecológica y en el desarrollo sostenible, tiene contacto directo con las organizaciones campesinas que apoyan la coalición de Lugo. “Pienso que los paraguayos apostaron por la integridad. Han elegido a alguien en quien creen; a quien le creen que se ha candidatizado no para enriquecerse sino porque se lo toma en serio, quiere un cambio, pretende combatir la corrupción. Creo que esto es un sentir muy difundido en la población. Fernando Lugo personaliza la integridad y la credibilidad. Una y otra en vez en Paraguay me he encontrado que cuando se usa el término político se tiene la impresión de que la gente no quiere escucharlo, política es sinónimo de corrupción y enriquecimiento personal”, asevera Verboom.
No está solo
Con respecto a las críticas de sus adversarios en cuanto a que Lugo no está preparado para el poder, Verboom opina: “Hay que aceptar que todavía no está preparado para este puesto, es diferente si uno dirige una diócesis o un país entero. Pero ha puesto a buenos consejeros a su lado, no está solo. Está supeditado a su apoyo amplio en la sociedad civil, en las organizaciones civiles. Cuando estuve en marzo en Paraguay conversé con muchos de nuestros socios, y todos coincidían en que, en caso de una victoria, Lugo solo no podría cambiar de la noche a la mañana esas estructuras encostradas”.
A pesar de lo pedregoso del panorama, Verboom –profunda conocedora del Paraguay- augura éxito al equipo en torno al futuro presidente, precisamente porque es una amplia coalición la que lo apoya y sobre todo porque no se trata de cambiarlo todo, sino de introducir el cambio. Además, según la representante de Misereor, Lugo ha sabido rodearse de gente capaz, que, por ejemplo, “desde hace años está trabajando en el campo del desarrollo rural y que tienen un plan para contraponer algo concreto a los monocultivos de soya”.
Claro está que es una magna tarea la que pesa sobre los hombros de Fernando Lugo y su gente, y el flamante presidente electo, según Verboom, es consciente de ello: “Sabe que sus seguidores confían en él, que él es su esperanza. No debe decepcionarlos, y creo que no los decepcionará”