Potencias europeas siguen apostando por la disuasión atómica
5 de diciembre de 2006No son sólo los presuntos planes atómicos de países como Irán los que amenazan con socavar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Porque este acuerdo de la década del 70 contempla no sólo el objetivo de evitar que otros países de sumen al club nuclear, sino también el de reducir los arsenales existentes. La primera de las metas, evidentemente, no se ha cumplido. Por lo menos India y Pakistán han desarrollado desde entonces sus propias armas atómicas y Corea del Norte también dice disponer de ellas. La segunda, en tanto, parece haber perdido interés desde el término de la Guerra Fría.
Los planes de Blair
En las potencias occidentales ya no se habla de desarme, sino de remozar las respectivas fuerzas nucleares. El primer ministro británico, Tony Blair, acaba de anunciar su propósito de destinar entre 15 y 20 mil millones de dólares a modernizar su flota de submarinos provistos de armas atómicas. Cierto es que mencionó la posibilidad de reducir el número de esas naves de cuatro a tres, pero ello no supone la intención de ir aminorando el poderío nuclear, sino la de dotarse de herramientas más eficientes.
Blair sostiene que para su país que resultaría "poco inteligente y peligroso renunciar a la disuasión nuclear" en circunstancias en que no se puede descartar una eventual amenaza atómica, aludiendo al peligro que podría llegar a emanar de países como Corea del Norte e Irán. El primer ministro británico no es el único que piensa de ese modo. Mientras sus planes todavía deberán pasar por la discusión parlamentaria en Londres, en París la modernización de la Force de Frappe ya es prácticamente un hecho consumado.
Nueva flota francesa
El submarino "El terrible" se encuentra aún en los astilleros de Cherburgo, pero ya están listos los otros tres de la serie: "El Triunfante", "El Temerario" y "El Vigilante". Todos ellos conforman la nueva clase de submarinos, que podrán portar hasta 16 misiles, con capacidad para hasta seis cabezas atómicas. Hasta ahora, la construcción de la nueva flotilla ha consumido cerca de 15 mil millones de euros y los nuevos misiles con que será equipada, los M51, costarán aproximadamente ocho mil millones. A ello se sumará el costo de los explosivos nucleares. Es decir, la suma superará con largueza la prevista en los planes del Gobierno británico.
Las advertencias de Annan
La decisión de las potencias nucleares europeas de continuar por esa senda es una opción política clara. Nadie parece dispuesto a renunciar a un potencial disuasivo, pese a que su eficacia es más discutible que nunca en un escenario como el actual, que ya no se define por dos bloques antagónicos en jaque sino por amenazas emanadas de actores mucho más impredecibles, que ni siquiera tienen que ser necesariamente Estados. En este contexto, cobran más vigor las recientes advertencias del secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien subrayó que "no se puede escoger entre no-proliferación y desarme", sino que ambos objetivos deben perseguirse con ahínco. La imagen que utilizó en uno de sus últimos discursos en el cargo no puede ser más gráfica: "Estamos dormidos, al timón de un veloz avión. Si no despertamos y tomamos el control, el resultado es demasiado previsible".