Rammstein: un juego con fuego
11 de agosto de 2013En 1973, tras del golpe de Pinochet en Chile, la familia de Paulo San Martín huyó de Santiago. Alemania oriental les concedió asilo y Paulo, que entonces tenía siete años, entró a la escuela en Berlín oriental. Allí conoció a Christian Lorenz, un joven pianista al que le encargaron ocuparse un poco del niño inmigrante. Los dos se hacen amigos.
Desde hace diez años, Christian “Flake” Lorenz y Paulo San Martín están de gira de conciertos casi sin pausas. “Flake” es el teclista de Rammstein, seis músicos de Alemania oriental que, después de la caída del Muro de Berlín, crean algo nuevo; algo propio, único: un estilo de música tan original como provocante y, sobre todo, lleno de ira.
“Son artistas muy ambiciosos.”
Como asistente personal, Paulo San Martín se encarga de todo tipo de asuntos: del vestuario, de la comida, de que todo funcione. “Para mí son amigos”, dice Paulo. “Y son artistas muy ambiciosos… Bueno, son músicos… rockeros. Y como tales son muy consecuentes”. Según San Martín, siempre fue así, también cuando todavía no tenían nada de dinero: “Ensayaban como locos y actuaban gratis los fines de semana. Se notaba que tenían un sueño”.
Hoy, como un circo, el grupo viaja por el mundo con más de 60 técnicos. En el lugar del evento, contratan a unos cien auxiliares más. Para mover y manejar el enorme escenario de acero, un equipo de sonido de 380 000 watts y 50 toneladas de materiales, se requieren una perfecta táctica y una estricta disciplina.
“Rammstein trabaja con medios teatrales, son seis personajes fuertes. Cada uno contribuye también con las letras de las canciones: a veces son cosas que vivieron ellos mismos o que representan sus opiniones. Y muchas veces también son provocaciones que hacen deliberadamente", dice San Martín. Paulo está convencido de que no están representando un papel cualquiera: “No es una fachada”.
Arde el Aire
Las letras son motivo de controversia: matricidio, incesto, fantasías sadomasoquistas, vida y muerte. Las historias de Rammstein van más allá de lo extremo. Saben muy bien cuándo tiene que arder el aire y cuándo se combina una voz baja con romanticismo macabro.
A Paulo San Martin le encanta la exageración artística de Rammstein: “Me fascina como llegan al público mundial con el conjunto de su espectáculo.” Donde no se comprenden las letras, los fans consiguen las traducciones. “La gente sabe de qué se trata”, dice Paulo.
Los seguidores esperan durante horas para ver la dramaturgia del show de Rammstein. Quieren música rock de forma tremenda, provocación y fuegos artificiales.
“!Cuando ves miles de personas en el Madison Square Garden en Nueva York celebrando el show, tienes que pensar que has llegado hasta arriba”, se entusiasma Paulo. "¿Hay otro grupo alemán que haya alcanzado esto? A lo mejor Kraftwerk, hace años ya. Pero si no… A este nivel solo toca Rammstein”.
Jugando con fuego
“Los shows de Rammstein siempre son un éxito", dice Paulo San Martín. “Es la energía que producen estos seis. No es fácil trabajar con ellos, porque nunca se contentan. Perfeccionan el show a lo largo de la gira de conciertos. A veces cambian hasta el orden de las canciones, lo que es horroroso para el resto del equipo", sigue contando. Pero eso forma parte de la credibilidad de Rammstein. “Los fans les dan crédito: es un verdadero juego con fuego y también es posible quemarse.”