Riesgosa apuesta: la oposición venezolana saldrá a la calle
18 de septiembre de 2015El pasado 11 de septiembre, un día después de que el dirigente opositor venezolano Leopoldo López fuera condenado a prisión en un proceso tachado de “injusto” hasta por el Parlamento Europeo, su esposa, Lilian Tintori, pidió en su nombre que todos sus compatriotas salieran a protestar pacíficamente este sábado (19.9.2015), desestimando a quienes creen que esas manifestaciones pueden verse infiltradas por agentes interesados en causar tumultos y ser aprovechadas por el Gobierno para atribuir el caos a sus adversarios.
Conocedores del acontecer venezolano coinciden en que casi cualquier episodio de desorden o violencia política le permitiría al presidente Nicolás Maduro cancelar las elecciones del 6 de diciembre, en las que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) –la gran coalición de grupos opositores– puede arrebatarle la mayoría en el Parlamento al gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Cabe preguntarse si el llamado de López, eco de la convocatoria de 2014 que terminó llevándolo a la cárcel, fue una decisión sabia.
¿Acierto o error?
“Las circunstancias han cambiado mucho desde febrero del año pasado, cuando López y otros dirigentes opositores instaron a la población a protestar públicamente contra el Gobierno del PSUV”, asegura Leoncio Barrios, psicólogo y analista social de larga trayectoria académica en Venezuela. “En 2014, López recibió más reproches de la MUD que muestras de apoyo. Ahora, la MUD debe enfatizar que López es uno de sus actores válidos”, añade Ivo Hernández, catedrático de la Universidad de Münster.
“Esta vez, la MUD se adhirió al clamor de López; no solamente para comunicar que hay cohesión en sus filas o para solidarizarse con quien al fin y al cabo es uno de los líderes opositores venezolanos más conocidos en el extranjero, sino también porque al hacerlo puede tomar medidas para evitar que se registren conductas ‘inapropiadas’ en las manifestaciones de este 19 de septiembre. Y es que cualquier irregularidad puede dar pie, directa o indirectamente, a la suspensión de los próximos comicios legislativos”, explica Barrios.
Violencia política
“Al asumir responsabilidad por la organización de las marchas y concentraciones pacíficas del sábado (19.9.2015), la MUD puede coordinar acciones para impedir la actuación de grupos opositores ‘rebeldes’ como el autodenominado Movimiento Resistencia, cercano a Voluntad Popular –el partido de López– y artífice de las barricadas en la emblemática Plaza Altamira de Caracas”, subraya el experto, acotando que los infiltrados oficialistas y los colectivos armados leales al PSUV escapan al control y a las previsiones de la Mesa de la Unidad Democrática.
“Considerando el comportamiento de las fuerzas de choque del PSUV hasta ahora, cabe intuir que éstas no incurrirán en agresiones si los opositores se limitan a manifestar en ‘su territorio’. Por descabellado que parezca, tras años de polarización política extrema, tanto la instancia estatal que autoriza la celebración de actos públicos como la psique del venezolano tienen muy claro dónde terminan los bastiones antichavistas y dónde comienzan los enclaves chavistas”, sostiene Barrios.
Contexto excepcional
“El PSUV puede activar a los ‘colectivos’, esos cuerpos paramilitares que recuerdan a los Tonton Macoute del dictador haitiano François Duvalier y cuyos desafueros suelen quedar impunes; pero el Gobierno de Maduro también puede salir perdiendo si provoca a una masa de gente que vive acosada por problemas de todo tipo, incluyendo niveles de desabastecimiento superiores a los que se registran en Haití. Lo más probable es que Maduro apueste más bien a continuar la militarización del país, municipio por municipio”, advierte Hernández.
“Eso es lo que Maduro ha hecho trasdeclarar el estado de excepción en varios segmentos de la frontera colombo-venezolana, alegando que busca garantizar la seguridad de la población cuando en realidad lo que le interesa es restringir sus derechos civiles. Suspender las garantías constitucionales le da mano larga para actuar discrecionalmente en esos lugares”, lamenta el especialista de Münster, dejando a buen entendedor que ese instrumento le es útil de cara a las protestas de este 19 de septiembre y a las elecciones del 6 de diciembre.
“Una sociedad civil acorralada”
“Más allá de si es un acierto o no convocar a manifestaciones en este instante está el hecho de que la sociedad civil venezolana está absolutamente acorralada por la hegemonía mediática del partido de Gobierno y por la influencia regional de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), dos organismos creados bajo la égida chavista-castrista; estos dos factores silencian a todas las voces disidentes en Venezuela”, dice Hernández.
“La sociedad civil venezolana, que no tiene medios de comunicación a su alcance ni representación alguna en los foros donde los Gobiernos continentales se alcahuetean los unos a los otros, acaba de ver cómo uno de sus líderes es condenado a prisión en un juicio viciado y sólo recibe gestos de solidaridad internacional de exmandatarios que recobran la lucidez sólo después de abandonar la presidencia de sus respectivos países. ¿Qué le queda? La protesta popular como mecanismo para expresarse y medir su fuerza”, señala Hernández.