“Romero representa a las 70.000 víctimas de la guerra civil”
24 de marzo de 2015Con Oscar Romero “pasa una cosa curiosa y es que cuanto más tiempo transcurre, más gente se entusiasma con él, más gente lo sigue, lo ama, se emociona con su historia, con su figura”, decía el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, con motivo del 35 aniversario del asesinato del jesuita.
El 24 de marzo de 1980, el arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero murió a manos de un francotirador cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital de enfermos con cáncer La Divina Providencia de San Salvador, meses antes de que estallara el conflicto armado en el país centroamericano.
En entrevista con DW, Anne Nibbenhagen, de la asociación civil alemana Iniciativa Cristina Romero, asegura que a 35 años de su muerte, el legado del arzobispo jesuita sigue vivo en América Latina: “Sobre todo en El Salvador, pero también en los demás países centroamericanos es visto como un santo, en las comunidades cristianas de base le llaman Santo Romero de las Américas”.
También en Alemania ha dejado sus huellas, inspirando la creación de organizaciones como la Iniciativa Cristiana Romero (ICR). “Es un ejemplo de solidaridad con los pobres. Ser solidario con los pobres significa darles una voz y apoyar las demandas de los países del sur”, explica Nibbenhagen.
¿Reconciliando a la sociedad?
A principios de marzo de 2015, poco después de que el Papa Francisco reconociera el “martirio” del arzobispo Romero, quien fue asesinado “por odio a la fe”, se confirmó que sería proclamado beato en El Salvador el próximo 23 de mayo. Al respecto, el presidente del país latinoamericano, Salvador Sánchez Cerén, señaló que la figura de Oscar Romero “reconcilia a la sociedad”, después de la guerra civil que vivió el país entre 1980 y 1992.
Por un lado, Anne Nibbenhagen celebra la decisión del Vaticano de canonizar al arzobispo. Por otro, teme que al presentar a Romero como el beato que une a la sociedad, se intente dar por terminada la cuestión de la culpabilidad salvadoreña, en lugar de seguir investigando a los responsables del conflicto armado y sus causas. “Para nosotros y muchas organizaciones centroamericanas con las que cooperamos, Romero representa a las 70.000 víctimas mortales de la guerra civil”, dice la representante de la ICR.
Hasta el día de hoy no se ha esclarecido la muerte del jesuita. El miércoles pasado (18.03.2015), la organización civil Concertación Monseñor Romero criticó que el Estado salvadoreño aún no haya cumplido las recomendaciones que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le hizo en el año 2000 por el asesinato del arzobispo. Fredy Sandoval, portavoz de dicha organización, pidió que se ponga fin a “15 años de impunidad” ante un “crimen de lesa humanidad”.
Enemigos dentro del Vaticano
Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas ha señalado como autor intelectual del asesinato al fundador del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto D'Aubuisson. No obstante, la Ley de Amnistía, aprobada en 1993, ha impedido que sea juzgado por el crimen.
El proceso de canonización de monseñor Romero, abierto oficialmente por el Vaticano en 1997, se vio frenado reiteradas veces. Según Anne Nibbenhagen, sobre todo el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo arremetió contra el arzobispo salvadoreño, a fin de impedir que se volviera a hablar en público sobre su asesinato y las causas del conflicto armado en el país centroamericano. “López Trujillo era cardenal del Opus Dei y representaba una política eclesiástica y una política social muy conservadora, de derecha”, añade. Asimismo, destaca el papel del Papa Francisco en la beatificación de Oscar Arnulfo Romero.
Este martes (24.03.2015), se llevará a cabo una misa en San Salvador, en la capilla del hospital donde fue asesinado hace 35 años. Posteriormente se realizará una caminata que concluirá en la cripta de la Catedral Metropolitana, donde descansan los restos del “defensor de los pobres”.