Socialdemocracia se vuelca a la izquierda

La tranquilidad no retorna a Alemania. La sonrisa que venía exhibiendo sin disimulo durante las últimas semanas se borró de un plumazo del rostro de Franz Müntefering, presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Desde que el aún canciller, Gerhard Schröder, tiró la toalla y se resignó a perder la jefatura de gobierno, ha sido él el hombre fuerte en las negociaciones con la Unión Cristianodemócrata (CDU) para formar coalición. Pero ahora le ocurrió como a Sansón. Dalila, en este caso, lleva el nombre de Andrea Nahles, una mujer de 35 años que dirigió las juventudes socialdemócratas y es identificada con el ala izquierda del partido.

El ocaso de Müntefering

La debacle se produjo en una reunión del presidium del SPD, donde Nahles se impuso por 23 votos contra 14 sobre el candidato que Müntefering había presentado para el cargo de secretario general. Su hombre de confianza, que desde esa posición habría de cubrirle las espaldas para el período de convivencia gubernamental con los conservadores de Angela Merkel, cayó estrepitosamente. Y arrastró en la derrota a su mentor, debilitado hasta el punto de que anunció que no volverá a postularse a la presidencia del partido en el congreso que se llevará a cabo a mediados de noviembre.

Müntefering, que escaló posiciones a la sombra de Gerhard Schröder como su más leal colaborador, se ve ahora confrontado con los rudos vientos que suelen soplar en la cúspide del poder, aunque sea a nivel partidario. Pero, en este caso, no se trata sólo de una pugna entre dirigentes ávidos de figuración, sino de una confrontación entre corrientes políticas internas del SPD.

Detractora de las reformas

Los recortes sociales practicados por el gobierno de Schröder ocasionaron al partido una dolorosa sangría no sólo de votos sino también de militantes, llegando a producirse una escisión hacia la izquierda. A diferencia de Müntefering, que avaló en un cien por ciento la política del canciller saliente, Andrea Nahles se perfiló como crítica de las reformas. Y, por lo visto, cuenta ahora con el arrastre suficiente para imponerse, incluso dentro de la cúpula de un partido magullado.

Las consecuencias de este inesperado giro dentro del SPD todavía son difíciles de prever. Sin Müntefering al timón, de seguro se verán también afectadas las negociaciones para formar una coalición con Angela Merkel como canciller. Más aún si termina de imponerse también en la presidencia del partido una figura de la línea izquierdista. Pero, aunque así no fuera, con Andrea Nahles como secretaria general, el SPD se convertirá en un socio más difícil para la proyectada coalición con la CDU, e incluso hay quienes comienzan a poner en duda que ésta llegue a hacerse realidad.