SpaceLife: investigar el espacio
7 de junio de 2011Tina Koch toma con mucho cuidado un sensible cultivo celular de la incubadora y lo introduce en una caja estéril. Esta mujer de 28 años investiga desde hace un año las células cancerígenas humanas para descubrir cómo reaccionan ante las radiaciones en el espacio.
Algún día sus conclusiones contribuirán a proteger mejor a los astronautas de las radiaciones. Koch estudió biología y se topó de casualidad con un puesto de doctorado vacante en SpaceLife, mientras navegaba por Google.
“Hasta ese momento yo no había tenido nada que ver con el espacio, pero sonaba fascinante”, dice Koch. Presentó una solicitud y obtuvo el puesto.
Desempeñar una misión conjunta
Los 25 estudiantes de todo el mundo investigan y experimentan en el DLR, el Centro Aeroespacial Alemán, siempre de acuerdo con el director de la tesis de la correspondiente universidad, desde Kiel hasta Regensburg.
Pertenecen a diferentes disciplinas: deporte, medicina, electrónica, biología o física. La demanda es alta, la coordinadora de SpaceLife, la Dra. Christine Hellweg, recibe diariamente solicitudes de todo el mundo: “Aquí puede hacerse el doctorado de manera muy normal, pero también se aprende de otras ciencias”, dice.
“Y todos estos doctorados son una parte de una misión mayor.” La misión se llama investigación espacial: Cómo se puede aumentar el rendimiento de los astronautas, es un tema clave, pero también, si hay vida en el universo y cómo se puede prolongar las estancias en el universo.
Perspectiva de otras disciplinas
Se investiga en Colonia, y para que los alumnos de doctorado puedan concentrarse sólo en su trabajo, recibieron becas. El idioma de las clases es el inglés, y las clases tienen lugar en las universidades de manera regular.
Los físicos en Kiel, los deportistas en Colonia y los biólogos en Bonn. El resto del tiempo lo pasan en el DLR, y una vez al año se reúnen todos los participantes, para presentarse unos a otros los proyectos. La curiosa Alankrita Mrigakshi de la India estudió física, matemáticas y electrónica y le interesa mucho la labor de sus compañeros.
“Lo emocionante en SpaceLife es que los investigadores de las diversas disciplinas están juntos en un mismo edificio y trabajan por el mismo objetivo”, dice. “Me parece inmensamente enriquecedor adquirir perspectivas de otras disciplinas.”
Un pequeño planeta en el gran universo
A Alankrita Mrigakshi, al contrario que Tina Koch, toda su vida le ha fascinado el mundo del espacio. Con ocho años, Mrigakshi vivió un eclipse de sol y desde entonces sólo quiere una cosa: investigar el espacio sideral. Sus padres le compraron un telescopio y cada noche mira las estrellas.
“Somos un pequeño planeta, pero la humanidad está tan ocupada consigo misma, que parece que el espacio no le interesa”, dice pensativa. “Y sin embargo, nuestra vida depende del ciclo solar y de toda la galaxia. Para mí fue un aliciente estudiar en SpaceLife.”
Su lugar de trabajo es el ordenador donde simula modelos aeroespaciales y radiaciones. El plan de estudio de Koch en el DLR no difiere mucho del de un biólogo. Con frecuencia tiene que desilusionar a los curiosos, quienes imaginan experimentos en SpaceLife con cápsulas de ingravidez o cosas exóticas.
“Si se observa mi proyecto de forma aislada, nadie pensaría que tiene que ver con el espacio”, comenta riendo. De hecho no hace nada diferente de lo que hacía durante la carrera: Está en el laboratorio y trabaja con células. “Pero me fascina pensar que mi labor es una pequeña pieza de rompecabezas del enorme proyecto aeroespacial.”
Descubrimientos que facilitan la vida cotidiana
Koch irradia las células, una investigadora china investiga cómo se transforma la médula en el espacio, el fisiólogo desarrolla un programa de entrenamiento especial para astronautas, para detener la pérdida de masa ósea en la ingravidez.
No todos los alumnos de este doctorado terminarán trabajando en SpaceLife en el ámbito aeroespacial. SpaceLife no es la única vía posible, declara la Dra. Hellweg. “Los alumnos del doctorado reciben una formación básica en su especialización y pueden entonces trabajar en muchos ámbitos.”
Muchos de los desarrollos de la astronáutica ya forman parte de nuestras vidas, como el sartén de teflón, colchones de espuma para gente con problemas de espalda o programas de deporte para astronautas, que se pueden utilizar en centros de rehabilitación.
La lista es larga. El conocimiento interdisciplinario le abre al futuro doctor muchas puertas, pero para Alankrita Mrigakshi está claro que le será fiel al espacio: “La investigación aeroespacial está todavía en pañales en la India, y cuando tenga mi doctorado, sería mi mayor deseo trabajar allí.”
Autor: Suzanne Cords/Rosa Macías
Editor: Enrique López