Turquía: ¿entre islam y laicismo?
2 de mayo de 2007El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, propuso unir la elección presidencial a los comicios legislativos anticipados; el próximo 24 de junio la población eligiría directamente tanto al nuevo Parlamento como al jefe de Estado. Este anunció fue acompañado de una acusación al líder de la oposición, Deniz Baykal; éste habría interferido en la decisión del Tribunal Supremo de anular la primera vuelta de las elecciones presidenciales al amenazar con un enfrentamiento entre los distintos sectores de la sociedad.
Elección inválida
El Tribunal Constitucional turco invalidó la primera ronda de la elección parlamentaria para nombrar presidente a Abdulah Gül, islamista moderado, del AKP, el partido de Erdogan. La principal fuerza opositora CHP -que defiende el laicismo de Turquía- presentó el recurso, aduciendo que en el Parlamento de Ankara no existía el quórum suficiente para el proceso electoral.
Más que AKP contra CHP
Tanto militares como oposición habían advertido de la islamización del país, en caso de que los islamistas se mantuvieran en el poder, que iba a pasar a un Abdullah Güll, cuya mujer -de historial sumamente conservador- sería la primera first lady en entrar al palacio presidencial con la cabeza cubierta por el pañuelo islámico. Las pancartas de miles de manifestantes en las calles de Estambul acusan al partido de Erdogan y Güll de querer usurparles los derechos conquistados por el Estado laico.
Diversos analistas se plantean en la prensa alemana si el peligro del lobo islamista en piel de cordero pro europeo es real o quizá un manejo político. Más que una lucha de valores laicos y pro occidentales versus un islamismo a ultranza, los intereses que se esconden detrás de esta lucha por el poder se pueden dividir en dos bandos: "por un lado las élites económicas de Estambul y la clase media conservadora, intelectuales liberales y musulmanes creyentes. En el otro lado se encuentra el Ejército, la Justicia, la burocracia y los partidarios de un Estado secular, soberano y nacionalista", analiza el semanario Die Zeit en su edición digital.
Un buen historial
Son muchos los que reconocen las buenas obras del gobierno de Erdogan; entre ellas se encuentra, por ejemplo, el hacer avanzar las negociaciones con la Unión Europea. A pesar del credo que profesa el popular todavía primer ministro, en este momento menos mujeres llevan ahora el pañuelo islámico que en la Turquía del año 2002, resaltan otros haciendo hincapié en que el país a orillas del Bósforo no es tampoco el que era cuando los militares se erigieron en vigilantes del retorno al orden y del laicismo del país, e incluso su economía ha cambiado, para mejor.
El proceso de acercamiento hacia Europa, en la opinión de políticos de diversas bancadas, es imparable. ¿De qué se trata entonces en este momento en Turquía? Sea quien fuere quien ostente el poder, existe en los diversos estratos de la población un miedo a que una Turquía más abierta conlleve perder prebendas nacionales, opina el analista de Die Zeit, para quien no se trata de la oposición laicismo/islamismo, sino de intereses nacionalistas frente a los de quienes, sea cual fuere su credo, favorecen los procesos de apertura. En todo caso, el gobierno turco promete respetar la decisión tanto de la institución electoral como la de las urnas, algo que los vecinos europeos ven con buenos ojos.