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Ucrania liderará la OSCE

Markian Ostaptschuk / Evan Romero-Castillo20 de diciembre de 2012

En 2013, Ucrania asumirá la presidencia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), pese a acusaciones de violación de los derechos humanos.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Al Gobierno del primer ministro ucraniano, Víktor Yanukóvich, se le acusa de interferir con la Justicia local para impedir que una de sus más grandes rivales participara en las elecciones parlamentarias del 28 de octubre de 2012: en un proceso que ha sido criticado dentro y fuera del país europeo por su falta de transparencia, la ex jefa de Estado, Yulia Tymoshenko, fue condenada a siete años de prisión en 2011.

El semanario kievita Dserkalo tyschnja señalaba que estas no son la condiciones ideales para que Ucrania asuma la presidencia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), un gremio creado en la década de los setenta en el marco de la Guerra Fría para propiciar la solución de conflictos nacionales e internacionales mediante el diálogo. Varios expertos alemanes comparten esta opinión.

“Va a ser muy difícil que Ucrania ejerza un liderazgo creíble en 2013, cuando presida la OSCE”, sostiene Susan Stewart de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, acotando que la imagen del Gobierno de Yanukóvich se ha visto golpeada en los últimos años por la violación de los derechos humanos y lo retrocesos de la democracia registrados en el país bajo su mando.

OSZE Konferenz in Astana Archivbild 2010
También la ex república soviética de Kazajistán asumió la presidencia de la OSCE en 2010.Imagen: Vyacheslav Oseledko/AFP/Getty Images

¿Qué sentido tiene la OSCE?

“Hasta hace poco tiempo, la OSCE se cuidaba de poner su presidencia en manos de Estados que cumplieran con los requisitos mínimos en lo que respecta al respeto de los derechos humanos. Pero al parecer se ha roto con esta tradición”, comenta Wolfgang Zellner, director de CORE, el Centro para la Investigación del OSCE. Zellner recuerda que cuando Ucrania lanzó su candidatura a la presidencia del gremio, nadie ofreció resistencia.

Zellner asegura que el descontento con esta moción se expresa tras bastidores. Pero, ¿de qué sirve protestar cuando el daño ya está hecho? Después de todo, no es la primera vez que un país con dudosos récords en materia de derechos humanos aspira a liderar la OSCE: la ex república soviética de Kazajistán asumió la presidencia de esta organización en 2010. ¿Qué sentido tiene hoy la existencia de la OSCE?

Quienes integran sus filas –cincuenta y siete Estados de Europa, Asia Central y Norteamérica– están conscientes de que deberán esforzarse mucho para volver a hacer de la OSCE un gremio relevante y confiable, y al mismo tiempo parecen ser incapaces de llegar a acuerdos sobre lo que significa contar con la defensa de los derechos humanos y de las libertades fundamentales como un aspecto clave de su concepto de seguridad.

Los Gobiernos europeos y el de Estados Unidos exigen respeto a los derechos humanos –con todo y que Washington todavía debe hacer frente a sus propias infracciones en ese sentido–, y tanto Rusia como las ex repúblicas soviéticas protestan contra la intromisión de la OSCE en asuntos internos. Está por verse si las reformas de la organización, que deben finalizar en 2015, contribuyen a hacer de ella un gremio más coherente con sus objetivos.

Autores: Markian Ostaptschuk / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia