#SoyVenezuela: el antichavismo se diversifica
19 de septiembre de 2017Durante muchos años, los términos polarización y oposición –a secas, sin necesidad de colgarles adjetivos– facilitaron la explicación de la crisis política venezolana y la descripción de los sectores adversos a la “Revolución Bolivariana”, respectivamente. Pero, con el tiempo, el uso de esas palabras se ha vuelto problemático; por sí solas, ellas ya no bastan para interpretar lo que ocurre en el país caribeño.
Tanto el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la coalición oficialista Gran Polo Patriótico como la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ubicada en las antípodas del poder, han sufrido deserciones que debilitan su cohesión interna. El surgimiento de grupos como Marea Socialista y el Movimiento Democracia e Inclusión obligó a diferenciar una oposición chavista de una antichavista.
Y la reciente fundación de la plataforma Soy Venezuela –integrada por exmiembros descontentos de la MUD– hace difícil continuar hablando de polarización en Venezuela como se ha hecho hasta ahora. Hoy día, el “hombre fuerte” de Caracas, Nicolás Maduro, y la élite que apuntala a su régimen deben hacerle frente a una oposición cada vez más heterogénea, que incluye tambén a quienes no desean afiliarse a partido alguno.
Una meta, ¿demasiados caminos?
La pregunta de rigor es si esa heterogeneidad entorpece o facilita la reinstauración del vapuleado Estado de derecho en Venezuela: a juzgar por sus declaraciones, ese es el objetivo común de todos los adversarios de Maduro; pero, de momento, no hay acuerdo entre ellos sobre cómo alcanzar esa meta juntos. El Encuentro en defensa de la Constitución, que reunió a chavistas y antichavistas el 6 de agosto de 2017, no parece haber dado frutos.
Y la creación de Soy Venezuela se ha dado en términos tan agrios que algunos la perciben más como un peligro para la MUD que para el propio Maduro: Soy Venezuela acusa a la MUD de “colaborar” con el oficialismo al participar en los venideros comicios regionales pese a la falta de independencia de la autoridad electoral, y de contribuir a legitimar una Asamblea Nacional Constituyente cuya elección ha sido tachada de fraudulenta.
María Corina Machado, de la formación Vente Venezuela, y Antonio Ledezma, de Alianza Bravo Pueblo –el preso político más prominente del país, después de Leopoldo López–, acapararon la atención en las redes sociales el 17 de septiembre cuando anunciaron el lanzamiento de Soy Venezuela, prometiendo “rescatar la República” y cumplir “el mandato del pueblo”, articulado a través del plebiscito del 16 de julio de 2017.
Decisiones de alto costo
El antichavismo asegura que en la consulta informal celebrada ese día, más de siete millones de personas votaron a favor de desconocer a la Asamblea Nacional Constituyente –que estaba por ser elegida (30.7.2017)–, renovar los poderes públicos, realizar comicios transparentes, formar un “Gobierno de unidad nacional” y exigir que las Fuerzas Armadas le juraran lealtad a la Constitución de 1999 y no a la “Revolución Bolivariana”.
Por eso causó tanto escozor la rapidez con que la MUD desestimó el resultado del referendo y, siguiendo la decisión unilateral de Acción Democrática –uno de sus socios más fuertes–, accedió a participar en la contienda electoral regional; hasta Voluntad Popular –el partido de Leopoldo López, el más radical de la MUD– dio su brazo a torcer. Estos fueron los sucesos que dieron pie a la fundación de Soy Venezuela.
Consciente de las eternas fricciones entre el ala moderada y la extremista de la MUD, Maduro se ha esmerado en alimentar las discordias alegando que la cúpula de la alianza lleva meses negociando una tregua con el oficialismo a espaldas de sus seguidores y que Leopoldo López –pese a estar sometido a un régimen de casa por cárcel que le prohíbe hablar con los medios de comunicación– ha asistido a las reuniones para dialogar.
Las elecciones de la discordia
Aunque López ha desmentido a Maduro, su táctica ha tenido un éxito parcial; la imagen de López y de su partido está empañada: el pasado 10 de septiembre, cuando los opositores de a pie fueron llamados a votar por sus candidatos para los comicios regionales, sólo un representante de Voluntad Popular fue designado para aspirar a una gobernación. Este lunes (18.9.2017), López recibió una fría acogida en la red social Twitter.
Cuando López publicó un mensaje que decía “Yo también #SoyVenezuela”, no faltó quien lo criticara, argumentando que su tuit perjudicaba al incipiente movimiento, liderado por Machado y Ledezma. Así de tóxica se ha tornado, a los ojos de muchos, cualquier vinculación con la MUD. Pero, ¿qué probabilidades existen de que Soy Venezuela suplante a la MUD y se transforme en la nueva punta de lanza del antichavismo?
Stefan Peters, especialista en Latinoamérica de la Universidad de Kassel, opina que el de Machado y Ledezma está lejos de ser un proyecto con poder de convocatoria considerable. Ivo Hernández, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Münster, tampoco cree que Soy Venezuela llegue a sacar provecho de la actual crisis de la MUD. “Venezuela es un país conservador, muy resistente al cambio”, dice Hernández.
¿En qué tipo de unión está la fuerza?
“Como muestra, un botón: demasiados venezolanos ven todavía en Henry Ramos Allup, un hombre de probada capacidad destructiva en su propio partido, a un posible presidente. Eso dice mucho sobre el electorado venezolano”, sostiene el investigador de Münster, refiriéndose al jefe de Acción Democrática. Lo que favorece a Soy Venezuela es el grado de reconocimiento internacional de sus dirigentes.
En 2014, Machado fue nominada al Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia, otorgado desde 1988 por el Parlamento Europeo con miras a reconocer la labor de personas y organizaciones en defensa de los derechos humanos, sobre todo los derechos políticos. En 2017, por segunda vez, Antonio Ledezma aspira al Premio Sájarov junto al resto de los presos políticos registrados por la asociación civil Foro Penal Venezolano.
Sin embargo, para Günther Maihold, es irrelevante que Soy Venezuela goce o no de popularidad en este instante. “Lo realmente preocupante –y que ya salta a la vista– es que la MUD, como amplia coalición, ya no sea viable”, señala el subdirector de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín, subrayando que la dispersión del liderazgo opositor le roba a la población el foco puntual de esperanza que necesita.
Evan Romero-Castillo